Culto a la mentira

03-05-2023
Quiero que sepas
Ojalá, República Dominicana
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Recientemente he visto al catedrático, reconocido periodista e investigador de la comunicación social, Ignacio Ramonet, usar el término “culto a la mentira”.

Ha analizado el maestro, sobre todo, el asalto al Capitolio de Estados Unidos y las informaciones falsas que rodearon el tristemente célebre hecho y sus protagonistas. Trabaja en la publicación de un libro, el profesor Ramonet.

Ése y otros casos son dignos de estudio. Resulta que la mentira ya no sólo debe identificarse en los generadores de opinión pública y los medios que la difunden. Hay también una mentira que necesita ser creída, validada como verdad. Más bien, una hipótesis que no requiere verdad.

Existe en ciertos niveles una audiencia cauta que necesita de insumos para defender el hecho en el que quiere creer, no importa si es o no es verdad. No importa si se trata de aplanar la Tierra o aborda la resurrección de los dinosaurios.

Previo a la existencia de redes sociales, muchos no se atrevían a exponer sus ideas disparatadas. Ahora se dicen y se defienden a muerte, porque esas ideas, puestas a rodar en redes, encuentran eco en cualquier lugar del planeta, entre otras personas que también han tenido las mismas ideas alocadas, y hasta crean comunidades de carácter conspiranoico.

Pero, de igual modo, ocurre en lo cotidiano. El fanatismo político, deportivo, etc., lleva al frenesí de querer defender lo indefendible, con datos falsos o verdaderos. No importa, no hace falta la verdad en las discusiones.

Lo que antes se quedaba en debate de una esquina, hoy se ventila en redes sociales, ante los ojos de millones. Y de esa barahúnda debemos cuidarnos, librarnos del culto a la mentira, defender con tino la verdad, para defender las ideas. Protegernos, además, de lo que ya teóricos llaman “infodemia”, es decir, pandemia o bombardeo de información en todas las direcciones, ciertas o falsas.