Cuidar el tema haitiano
Otra vez vuelve Haití a nuestra agenda, y es normal, compartimos una isla y todo lo que allí pasa nos atañe.
Arde Haití en la acumulación de problemas que lo ha llevado a una situación de ingobernabilidad, escasez, hambre, miedo y miseria.
Nos nos engañemos, los grupos políticos y económicos que gobiernan allí controlan el 97 % de las riquezas y en esa misma medida casi un 3 % de los dueños del país tienen secuestrados en la miseria a más de 10 millones de haitianos.
Todo parece indicar que los Estados Unidos en cualquier momento van a entrar, ahora con el motivo de rescatar 17 ciudadanos secuestrados hace unos días.
Para República Dominicana es una espada de doble filo, como Estado nos toca cuidar la frontera, pero ojo, no pasemos de ahí, no nos dejemos arrastrar ni por las posiciones de los Estados Unidos, ni por los nacionalistas de aquí y de allá que pescan en río revuelto.
Por nuestra historia, los dominicanos no podemos apoyar ninguna intervención en Haití ni en ningún pueblo, estamos llamados a ser puente para que ellos encuentren caminos de paz y estabilidad.
Desde el Gobierno dominicano, de manera muy sutil, han creado un relato de unificar al país ante la crisis en Haití, caldo de cultivo para colar de nuevo el discurso de fanatísmo racista, antihaitiano y sazón para un nacionalismo innecesario.
Ese discurso es peligroso, debajo de su cobija se anidan odios, intereses oscuros, se promueven conflictos que no existen y que al final sólo sirven para separar dos pueblos que estamos obligados a convivir en paz en esta isla.
Patria es entender los tiempos y no atender intereses mezquinos.
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