Nos cuesta muy caro. Ahora nos roban las tierras del proyecto La Cruz de Manzanillo.

De allí salían hacia el extranjero treinta mil cajas de guineo semanales y se cosechaban 200 mil quintales de sorgo cada año, diez mil tareas de algodón, diecisiete mil de habichuelas, cinco mil tareas de plátano, doscientas tareas de hortalizas…

En fin, La Cruz de Manzanillo ha sido un gran surtidor para la mesa de los dominicanos. Creador de centenares de puestos de trabajo. Productor de riqueza para Montecristi y para el país. Propiedad pública, propiedad de todos… hasta ahora.

El “cambio” empezó a ejecutar de nuevo lo que intentaron cuando Hipólito Mejía: repartirse las tierras del proyecto.

Según las informaciones, el senador y la gobernadora encabezan el reparto con mil tareas de tierra cada uno. Otros jerarcas del perremeismo son agraciados con extensiones de hasta dos mil tareas.

La vocación del cambio es crear terratenientes. Oligarcas como su presidente. Y despojar la propiedad del pueblo en Pedernales, Espartillar, Manzanillo, saquear las áreas protegidas desde Las Filipinas hasta Valle Nuevo y de Este a Oeste.

Para eso sirve el show mediático y político. El circo del veneno y el odio.

Distraer, aturdir, desorientar a la gente para encubrir el abuso, el saqueo de la propiedad pública que  entrega a terratenientes y sector privado asociados al PRM en oscuros fideicomisos y mal llamadas Alianzas Público Privadas que no son más que nuevas formas de la vieja práctica de enajenar, privatizar propiedad estatal.

Todo eso nos cuesta el espectáculo mediático y político del gobierno.