Crimen de lesa patria
Miles de metros cuadrados de manglar talados para la construcción de un muro, es un crimen de Estado. Sin consecuencias quedará, lamentablemente.
El propio Gobierno es quien comete el ecocidio. Los infractores del sector privado, los taladores, los deforestadores, los contaminadores, los conuqueros resultan ser muchachos de teta, pueriles novatos ante el terrorismo que el propio Estado impone sobre nuestros recursos naturales.
El empecinamiento por erigir una muralla obnubila el pensamiento y la conciencia. Quizás sólo lo primero, porque la conciencia, evidentemente, no es que esté nublada, es que no existe.
La visión antropocentrista no permite ver que allí adonde se levantan muros, habitan miles de especies. No conocen las fronteras que el hombre ha dibujado sobre el papel. En esas zonas se reproducen plantas, a través del polen que lleva el viento. El viento que ahora se estrellará contra una pared.
Allí trashuman animales, porque es su hábitat natural. Con el muro, quedarán de un lado o del otro de la «frontera».
Talar a tan nobles plantas como los mangles, que protegen al mismo ser humano de las inundaciones, es un crimen de lesa patria. Porque lo que se ha practicado es la mutilación de ese pedazo de patria en nombre del patrioterismo.
Espacio pagado
Quienes habitamos la Comunidad Ojalá sabemos que somos diferentes y nos alegra serlo.
Nuestros contenidos son útiles para comprender y mejorar la vida cotidiana. Están libres de publicidad. Los anima la curiosidad, el rigor y los financia la gente.
Únete. Participa. Haz un donativo.