Cerrados por fútbol
El fútbol es expresión de muchas cosas. Envuelve la representación de las camisetas, se escuchan los gritos de los fanáticos, la pasión, las estrellas que se encuentran en el terreno y, aunque cueste entenderlo, también hay mucha política.
Qatar 2022 inicia hoy lleno de prohibiciones y polémicas.
Denuncias sobre posible corrupción para obtener la sede, explotación laboral, los derechos humanos y la igualdad -que allí no existen- y protestas de diferentes tipos rodean la celebración de este torneo.
Batler, expresidente de la FIFA, ha reconocido el «error» de darles la sede de la Copa hace 12 años. Un «error» que cuesta sangre y derechos, que mutila las celebraciones y la alegría, que hace a sus fanáticos asistentes presos del miedo.
¿Es posible dejar a un lado las ideologías y la política mientras rueda el balón?
Cada quien tendrá sus respuestas. Muchas, las que pudieron evitar tanta negatividad alrededor de lo que debe ser una majestuosa celebración, llegarán tarde.
No se permiten los abrazos ni los besos, y tampoco hay alcohol para sobrellevar tanto desprecio a lo humano.
Galeano, mi futbolista frustrado favorito, quizás habría hecho de esto un proceso más llevadero, con palabras para calmar la turbulencia del certamen.
No sé si será posible disfrutar un buen gol mientras los que se quieren, no pueden quererse públicamente.
No sé si haya fiestas posibles, mientras se pisotea la dignidad y la vida de tanta gente.
Habrá que intentarlo, porque no hay más remedio.
Mientras tanto, por todo un mes, estaremos cerrados por fútbol.
Les recomiendo los siguientes libros:
Cerrado por fútbol, Eduardo Galeano.
El fútbol a sol y sombra, Eduardo Galeano.
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