Tres estados, República Dominicana, Costa Rica y Panamá, crearon la Alianza para el Desarrollo en Democracia (ADD) en septiembre de 2021. Ecuador se integró un año después.

Lo hicieron para atraer inversiones, más manufactura y operaciones logísticas.

Diez meses después, en julio de 2022, la ADD firmó un Memorando de Entendimiento (MOU por sus siglas en inglés) con los EE.UU. en condición de “socio estratégico”. 

En dicho memorando, destaca el propósito: resiliencia de la cadena de suministro… a través de la nueva política comercial de EE.UU. de nearshoring y friendshoring.

Comercio de cercanías con afinidad, de cercanías amigables.

República Dominicana y sus empresarios están en una posición ventajosa para aprovechar la oportunidad de esta nueva política estadounidense de “resiliencia de la cadena de suministro”, pero al mismo tiempo deben entenderla como una advertencia.

La influyente Rand Corporation, laboratorio de ideas y políticas estadounidense, lo deja claro en su último informe: los objetivos esenciales de EE.UU. con la guerra en Ucrania ya se lograron, toca ir dando por terminada la participación de los EE.UU. y ocuparse de China antes de que sea tarde.

Las visitas de Olaf Scholz hace unos días y de Ursula von der Leyen el próximo viernes, ambos a Washington, apuntan en esa dirección.

República Dominicana y sus empresarios están a tiempo de prepararse para lo que se ve venir… el desacople con las cadenas de suministro desde China.