Censura popular
El rechazo popular no fue suficiente. Los franceses no pudieron lograr ayer la censura legislativa. Por 9 votos. La votación 278 contra 287 en la Asamblea Nacional, convirtió en ley la reforma que agrega dos años la edad de retiro, de 62 a 64 años, y evitó la caída del gobierno.
“Salvada, pero derrotada” titulaba el diario Liberation, para referirse a Elizabeth Borne, primera ministra de Emmanuel Macron y evidenciar la crisis de legitimidad política del gobierno francés.
Dos terceras partes de los franceses, 8 de cada diez asalariados, no están de acuerdo con tener que trabajar dos años más para poder jubilarse. (En el caso de las enfermeras, 8 años más).
No es necesario para las finanzas del gobierno, dicen las centrales sindicales, por la alta productividad alcanzada por los asalariados franceses y defienden además la legítima aspiración de disfrutar en salud los años que pudieran quedarles de vida.
Consciente del rechazo popular mayoritario y temeroso de una derrota legislativa, Macron, que en 2019 se declaró contrario al aumento de la edad de jubilación, se valió del artículo 49.3 de la Constitución francesa, que permite al Ejecutivo eludir el procedimiento democrático de aprobación de leyes en la Asamblea Nacional, siempre y cuando someta a su gobierno a un voto de censura (o confianza).
“Apruebo la ley. Si quieren y tienen los votos que tumben mi gobierno”, calculó desafiante Macron y tuvo éxito.
La rabia en las calles crece, mientras se multiplican las movilizaciones espontáneas en varias ciudades.
Las centrales sindicales han convocado a una huelga nacional para pasado mañana.
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