Catalina y Abinader. Tragicomedia en tres actos

06-03-2023
Quiero que sepas
Ojalá, República Dominicana
Compartir:
Compartir:

No. No es uno de esos geniales lances cómicos de los inolvidables Les Luthiers. Es la trágica aventura de la más importante generadora de energía del Estado en la gestión del “cambio”.

Tiene los elementos para una tragicomedia—con mucho de tragedia y algo de comedia—concebible en tres actos.

El primer acto es de odio. Con discursos amenazantes, declaraciones apocalípticas. Catalina no sería la tabla de salvación del sistema eléctrico nacional, sino “prueba del delito”, profería Abinader desde la oposición.

Así llegó el segundo acto. Incapaces de aquilatar la función y dimensión de Punta Catalina en el SENI, continuó el odio. Inexplicable. Cambiaron autoridades. Cancelaron técnicos capacitados. Vino la improvisación. Los “accidentes”, las descalificaciones contra Catalina, las auditorías amenazantes y, finalmente, los apagones.

En batalla campal, el doctor Aristy Escuder contundente, profesional y valiente, respondía cada mentira. Conoce la planta como la palma de su mano. Debió saberlo el nuevo gobierno y dejarlo allí en reconocimiento a su labor en defensa del Estado.

Y llegamos al tercer acto. Momento de tragarse la lengua y comenzar la comedia. El pasado 27 de Febrero—al parecer—tuvo su final entre feliz y cómico.

Hay que leer para creer los piropos a Catalina en la pasada rendición de cuentas. Con voz ensayada y todo. 220 millones de dólares en beneficios deja Punta Catalina al Estado, dice ufano el presidente, y ahora es 100% estatal. Olvida que su gobierno quiso privatizarla.

Es el final casi cómico de un gobierno que no conoce la nobleza y que sigue navegando en las aguas venenosas del odio, camino ya a tres años en el Poder y creyendo que ese recurso lo salvará.

¡Pena que al final la tragicomedia no tenga la gracia de los tropiezos de Mastropiero!