Estamos en el mes de una lucha que debería asumirse todo el año, todos los meses, todos los días. En todo momento y en todo lugar donde se encuentre una mujer.

El cáncer de mama es mortífero, si no se atiende a tiempo. La detección temprana puede representar la continuidad de la vida.

En la región del Caribe, alrededor de 100 mil mujeres mueren cada año por esta enfermedad. La incidencia de cáncer de mama representa el 35% de los tumores malignos diagnosticados en nuestro país.

El 70% de las dominicanas a las que se les detecta la enfermedad empieza a recibir tratamiento cuando ya está avanzada: diagnóstico tardío.

Frente a una alta incidencia y a datos tan demoledores, debe desarrollarse con urgencia una cruzada nacional permanente para detectar a tiempo el cáncer de mama.

Desde el Gobierno se deben dirigir recursos, los que hagan falta, no solo para aplicar campañas de concienciación, también para realizar mamografías de manera gratuita, todo el año y en cada esquina, de ser necesario. Invertir en la formación de buenos oncólogos. Aplicar tecnologías de vanguardia mundial.

Deben involucrarse los partidos políticos, que son organismos vivos de la sociedad, disponer de recursos para ello. Hacer a su militancia cómplice en la lucha, buscar a sus mejores oncólogos, médicos generales y enfermeras. La lucha contra el cáncer de mama es una lucha del pueblo dominicano: una lucha terrible y desgarradora que debe llevarse en todos los flancos.

Lo mismo deben hacer las iglesias: disponer de los templos para mamografías todo el año, aportar recursos y comprometer a sus feligreses a colaborar en todo lo que sea necesario para reducir las alarmantes cifras, que es lo mismo que decir: para salvar a mujeres dominicanas.

El empresariado dominicano tiene mucho que aportar en esta lucha. No sólo recursos, también personal humano, innovación y tecnología.  

¡El cáncer de mama es una lucha de todos! Así debe promoverlo y asumirlo el liderazgo político, el empresarial, el religioso y el comunitario.