A menudo se confunden los bosques con las plantaciones. Pero son muy diferentes, tanto por su estructura, como por los servicios ambientales que proveen.

Los bosques son ecosistemas complejos y mucho más que agrupaciones de árboles. Son resultado de procesos naturales en los que los árboles ocupan un lugar y se adaptan a las condiciones microclimáticas y al resto de organismos vivos con los que se relacionan.

La conservación de la biodiversidad del mundo depende de los bosques y ahora, también, la contención de futuras pandemias.

Los árboles son como la estructura de un edificio. Cada uno es como un mini ecosistema que alberga gran cantidad de muchos otros organismos que viven sobre ellos. 75% de las aves, 80% de los anfibios y 68% de los mamíferos dependen de los bosques, sin contar los millones de insectos y otros invertebrados. Y qué decir de  las otras plantas, algas, helechos, hongos y bacterias… que viven sobre ellos.

Las plantaciones forestales están compuestas por una o unas pocas especies de árboles y son manejadas con fines comerciales.

En nuestro país se confunden los cultivos de frutales y otros como aguacates, café y cacao con las plantaciones forestales maderables.

Los bosques producen agua. Las plantaciones y cultivos consumen agua. Los bosques no necesitan agroquímicos. Las plantaciones y cultivos, sí. Por eso contaminan las aguas y los suelos. Los bosques albergan a los dispersores de semillas, los polinizadores de cultivos y plantaciones así como a la biodiversidad que controla las plagas que atacan a los cultivos y plantaciones. Los bosques capturan más carbono para mitigar el cambio climático y controlan mucho mejor la erosión y protegen los suelos.

Los beneficios que dejan los bosques son infinitos y son colectivos. Los beneficios de  cultivos y plantaciones, son de sus dueños. Cambiar bosques por cultivos, o peor aún, por explotaciones mineras, no es rentable para  ningún país a largo plazo.