¿Bidenomics or Trumponomics?
Dos veces han sido aplazados cambios en la fiscalidad: octubre 2020 y mayo 2021.
De acuerdo a sus promotores en el Gobierno, fue entonces inoportuno y lo es ahora.
Empezar a hablar sí (las calificadoras de riesgo y el FMI están atentos), pero no para aplicación inmediata.
Sin embargo, la reforma fiscal (no sabemos cual) es un compromiso y una necesidad: el Estado dominicano recauda (ingresa) poco en proporción a la riqueza que se crea dentro de sus fronteras y lo hace mal porque permite evasión de ricos y carga en demasía en las clases media y pobres.
El Estado dominicano también gasta mal, porque gasta poco en mejorar servicios en salud, primera infancia, envejecientes, energías renovables, transporte y vivienda. Y gasta mucho en alquilar dinero (deuda) y en privilegios (gasto tributario).
Pero, la experiencia (muy fresca) del presidente colombiano Iván Duque, muestra que una reforma fiscal sería provocadora y subversiva.
El gobierno dominicano, me sospecho, teme a la ira de la clase media, mipymes y pobres en las calles.
¿Por qué?
Porque, pareciera que su reforma fiscal iría contra la clase media, contra las mipymes y contra los pobres.
Ahora, ¿quieren una reforma fiscal pronto y con gobernabilidad?
Apliquen las rooseveltianas Bidenomics y no las Trumponomics de Duque.
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