Después de la puesta en escena, con aplausos a la carta incluidos, solo quedan los recuerdos y deseos.

Recuerdos de cuando se respetaba la división de poderes y los servicios funcionaban.
Deseos de que las cosas sean mejor, o al menos que no esté todo tan jodido.

No debe ser sorpresa que como llegaron se mantengan. Mintiendo, manipulando y destruyendo. La confianza en esta gente se hace imposible. 

Tan imposible, que se les ha hecho difícil extender el relato comunicacional a partir de ese discurso. El escenario lo tomó el PLD, y lo ha hecho con responsabilidad, con datos basados en las propias cifras del gobierno. 

El momento convirtió al propio Presidente del Senado en un pica pica, un acólito del Poder Ejecutivo a quien solo le faltó vociferar un «ese si es bueno».  La democracia se tambalea en esas manos.

Y esto es serio. Con datos imprecisos o manipulados, los ciudadanos no tienen un panorama claro de la situación real de la República Dominicana y esto puede llevarlos a tomar decisiones equivocadas que perjudiquen su futuro desarrollo.

Con la falta de respeto a la división de poderes, la confianza disminuye, la democracia se vuelve una broma sin gracia y aleja a la gente de la muy necesaria participación política. 

Y cuando todo esto ocurre, se daña la relación entre el gobierno y la ciudadanía, también muy necesaria. Lo dije el pasado domingo y lo repito nuevamente: mientras se celebraba a la patria, también asistíamos a su destrucción. Y así lo seguirán haciendo.

Poco a poco, hasta no dejar nada. Y así vamos. Sin libretas de pasaporte para salir huyendo. Sin poder enfermar de forma terminal porque Alto Costo no funciona y el 911 no te va a socorrer.

Más dinero en préstamos para el aumento de la nómina para compañeritos que no saben hacer las cosas y complican los procesos en las instituciones.Sin aire puro que respirar porque, como dijo Ángela Guerrero ayer, el saqueo y el abandono del medioambiente en estos últimos años, lo hace difícil. Así vamos.