Las tentaciones y el consumo impulsivo son enemigos silenciosos. Si caes muy a menudo, en ofertas relámpago, toma medidas drásticas: borra notificaciones de tiendas, desuscríbete de correos promocionales, y —sobre todo— rechaza aumentos de límite de crédito. Tu límite de crédito no puede ser dos veces más que tus gastos mensuales.

El sobreendeudamiento no llega de repente: se cuela en tus finanzas como un goteo persistente que, con el tiempo, inunda tu economía. La clave está en anticiparse.

Si reconoces que el autocontrol no es tu fuerte, la solución puede ser radical: sustituye temporalmente, tus tarjetas de crédito por tarjetas de débito o efectivo, para evitar tentaciones, o simplemente déjalas en una gaveta cuando hayas alcanzado tu límite de gasto mensual.

La tarjeta de crédito es un excelente instrumento de pago y de crédito, siempre y cuando, no se convierta en fuente de sobreendeudamiento. Por eso, es importante crear hábitos saludables para gestionar eficientemente una tarjeta de crédito.

Según la Encuesta Nacional de Inclusión y Educación Financiera 2024, el 43 % había tomado prestado en los 12 meses anteriores a la encuesta, en su mayoría por la insuficiencia de ahorros (29.8 %) e ingresos salariales bajos (28.9 %), causado por tentaciones, falta de seguimiento o bien, por no poder cubrir los gastos fijos básicos.

En primer lugar, te sugiero que automatices en tu calendario, las fechas de corte y de límite de pago para evitar que sobrepases el monto que puedas pagar y que tengas que pagar intereses de forma innecesaria.

Segundo, monitorea tus gastos rápidamente activando las notificaciones de consumo de tus tarjetas y puedes pensar en tener una tarjeta para las necesidades y otra para los deseos.

Por último, cada tres meses, revisa tus suscripciones, tus cargos automáticos a la tarjeta, tus compras por internet, para que puedas reducir costos. Séneca te diría “Lo innecesario, aunque cueste un centavo, es caro”.