Varios medios de prensa han publicado en enero reportajes sobre problemas ambientales que ya son crónicos, como la deforestación, la contaminación y el abuso de la minera Barrick Gold, y el turismo en Pedernales.

El 02 de enero, un grupo de ambientalistas concluyó que hay una visión errada de las políticas ambientales en el país, y no puedo estar más de acuerdo.

Se ha completado el objetivo de proteger en papeles el 30% del territorio dominicano con tres nuevos parques de papel, pero al mismo tiempo se siguen degradando las áreas protegidas y zonas importantes para la conservación de la biodiversidad.  Además, no hay un sistema de monitoreo permanente de la cobertura boscosa, ni control efectivo del tráfico de especies de flora y fauna.

Botones de muestra son Cabo Cabrón y Cabo Samaná. Varias veces he escrito sobre esa provincia, su particular biodiversidad y la crónica deforestación en Cabo Cabrón.

Otro conflicto persistente son las agresiones al Parque Jaragua, en Pedernales, por la imposición de un turismo de enclave no compatible con la fragilidad del lugar ni con el desarrollo sostenible de la región.

Otro tema es el enfoque de la reforestación como propaganda, más que como una verdadera herramienta de restauración ecológica.

Mientras las multinacionales y los Fideicomisos decidan sin que el Estado ponga condiciones y haga cumplir las leyes vigentes,  el medio ambiente, los ecosistemas y la biodiversidad que los habitan no estarán protegidos de manera real y sus amenazas seguirán materializándose.