Pareciera que este año y tantos meses nos han enseñado poco o nada. 

La cosa está como al inicio, solo que ahora las autoridades no están luchando contra un enemigo desconocido. Ya saben cómo se contagia, y qué se debe hacer y que no se debe hacer para reducirlos.

Llegó el rebrote. Lo esperaba todo el mundo, menos el gobierno. Y con él llega, por supuesto, la repartición de culpas. El primero en sentarse en el banquillo de los acusados: el teteo.

¡Es más fácil!

¿A quién se le ocurrió no pedir pruebas a NADIE que ingresara a la República Dominicana?

¿Quién dio rienda suelta a la locura en hoteles?

¿Quién ha permitido bodas, conciertos y encuentros masivos donde quiera, a cualquier hora?

¿Quién ha manejado la información durante todo este tiempo?

¿Quiénes se han estado contradiciendo todo este tiempo, aun sabiendo que esto cuesta vidas?

¿Quién ha dicho que hay camas, aun sabiendo que no las hay?

¿Quién habló en televisión internacional de que el Covid estaría controlado y otras tantas veces, con fechas específicas, diciendo que ya no habría coronavirus en RD?

¿Quién es el responsable de establecer las medidas y vigilar por su cumplimiento?

¿A quién le ha faltado estrategia hasta para comunicar y establecer una campaña
 de vacunación? 

¿Quién ha permitido que la población tenga una sola prueba PCR cubierta por año?

¿Quiénes han tardado en hablar de las nuevas cepas que circulan en el país, y han mandado a callar a quienes hablan de ellas?

Cierto, se ha relajado todo, pero la irresponsabilidad y la señal para eso vino desde arriba. Ahora, reparten culpas entre los chiquitos, a los del “teteo”, a los que tienen que montarse en guaguas y carros públicos, aunque estén llenos.

En esto, como en todo, al que parte y reparte, le toca la mayor parte.