“En misa y repicando” no puede estar el presidente. La campaña por la reelección no pega con el conflicto del Masacre. Que ha empeorado precisamente porque fue convertido en tema de campaña electoral.

De ahí la pertinencia de la propuesta de Abel Martínez: Que el presidente se mantenga al margen del conflicto y que una comisión encabezada por la vicepresidenta, el Ministro de Relaciones Exteriores y especialistas den seguimiento al tema.

Las intervenciones del presidente—recomendadas por sus asesores de campaña—lo que hacen es agravar un problema al cual—como es costumbre del “cambio”—durante dos años no se dio el seguimiento debido.

Lo deja bien claro la publicación la semana pasada de la carta del 2021 de la Cancillería dominicana a las autoridades haitianas.

¿Por qué es ahora—dos años después—cuando escala el conflicto?

Funcionarios del gobierno e inversionistas dominicanos tienen negocios muy cerca del canal, ¿cómo no se dieron cuenta de la situación?

Para más escándalo, ¡son empresas dominicanas las que han provisto casi todos los materiales de construcción para el canal!

Pero el gobierno no cuela su café claro y prefiere utilizar el conflicto como lema de campaña para vendernos un Abinader resuelto, teatral, desafiante, patriotero, porque patriota no puede ser quien saca del país una fortuna de 76 millones de dólares hacia paraísos fiscales.

La solución Abel es la mejor para dar salida a este conflicto. Que el presidente se aparte y permita a la vicepresidenta y al canciller encabezar una comisión que haga el trabajo que debió haber hecho el gobierno hace dos años.

A ambos lados de la frontera hay gente pobre y muy pobre, empresarios, comerciantes pasando mucho trabajo gracias al desdichado conflicto creado por el gobierno dominicano.