Ahora me entero
A partir de pasado mañana, 28 de abril, Indonesia deja de exportar aceite de palma para proteger el consumo de su población y el abastecimiento de sus empresas.
Con 275 millones de habitantes, el país en el Sudeste Asiático, de islas volcánicas y dragones de Komodo, dejará de colocar el 33 % del aceite de palma que se produce en el mundo. También, junto a Filipinas y la India, Indonesia es uno de los mayores productores y exportadores de aceite de coco. Y con Tailandia, de arroz.
Bajas en la producción, limitaciones en la exportación y alza en los precios mundiales están ocurriendo con los aceites de girasol, canola, maíz y soja. Menos afectados, los aceites de oliva y coco.
Con los cereales en general (salvo el arroz), los fertilizantes, el petróleo, el gas y otros ocurre igual.
Los gobiernos de EE.UU., China, Rusia, UE, han puesto en marcha una brusca reconfiguración de los mercados (desglobalización conflictiva), ocasionada por malas o menores cosechas, alza de impuestos a las exportaciones, guerra en Ucrania y cierre y entaponamiento de puertos.
Lo curioso es que otros gobiernos, además de los mencionados, estén sopesando o poniendo ya restricciones a determinadas exportaciones para asegurar el abastecimiento de su población y de sus empresas.
El libre mercado en apuros se vuelve mercado tutelado y restringido.
La noticia “inesperada” es cosa común en estos días.
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