Este Gobierno ha gastado nueve meses de anuncios, escándalos y el desmonte de políticas públicas.

Lo que ha traído este doloroso parto es la reducción de la inversión pública, la suspensión de las asistencias sociales, las cancelaciones masivas, el aumento desproporcionado de los productos alimenticios y los sonoros casos de corrupción.

El único punto que se autoseñala como a favor la actual administración es la designación por decreto de un nuevo Ministerio Público, que algunos entienden como independiente.

De marzo a agosto de 2020, durante los meses más cruentos de la pandemia, cuando el país cerró sus fronteras, puertos y aeropuertos, el precio de la libra de pollo no aumentó un peso, por poner un ejemplo.

Sin embargo, a partir de agosto, con apertura y con vacunas, el pueblo dominicano ha visto desmejorar su calidad de vida, pues los alimentos han duplicado y hasta triplicado sus precios.

El Gobierno descansa en la teoría del aumento internacional de las materias primas para ocultar la ineptitud y los negocios que se ciernen sobre el aumento en los productos.

Luce que el Gobierno ha parido una gestión inviable, incompatible con la clase media y los pobres. Indiferente con los campesinos y soberbio en su accionar político.