Este Quiero Que Sepas estaba pautado para hablar de aquellas pequeñas cosas que pasamos por alto cada día y que, si nos detuviéramos a darle el valor que merecen, tendrían un papel positivo en nuestra salud física y mental.

Pero quiero hacer una pausa, porque veo con preocupación el extraño desenvolvimiento de muchos de los jóvenes que estamos haciendo política.

Miro y estudio con detenimiento la forma en la que se expresan y actúan los “muchachos de ahora”. La frase puede ser incómoda, lo sé.

Supongo que se ha usado por generaciones, a modo de resaltar casos y cosas que suceden con la juventud de una época específica.

Nos veo perdidos en trivialidades, quizás por lo poco que se habla y se practica la política real.

Por eso creo que los partidos políticos también deben ser herramientas útiles para quienes militan en ellos, y la juventud en sus filas debe ser el origen y razón de muchos cambios.

¿Qué le agregan estas organizaciones a quienes hace tiempo militan en ellas y a sus nuevos ingresos?

Si los últimos años, con digitalización y pandemia incluidas, han traído cambios radicales y permanentes, ¿seguirán pensando, actuando y comunicando igual que hace 15 o 20 años?

Me preocupa lo fácil que es saltar entre colores, porque claramente no ven diferencias ideológicas entre uno y otro. Y esa es una falla de todos los partidos.

Por eso entienden que da igual seguir al PLD en su país, a Trump en Estados Unidos o celebrar acciones de la derecha recalcitrante en otros países. No advierten diferencias, pero tampoco se las enseñan.

Y no, no es su culpa o su responsabilidad. Porque de esto hay mucho en otras generaciones. Así que es hora de pensar en ver más allá del momento, del tuit y del proceso de selección de candidatos.

Por eso los vemos tener posiciones más atrasadas que muchos de generaciones anteriores. Porque en la juventud no están necesariamente representados los avances, el progresismo y la innovación.

A estos muchachos de ahora hay que guiarlos, acompañarlos y mostrarles que la política es más que una elección y unas elecciones. Porque, cuando los momentos de levantar banderas pasen, ¿qué quedará?