A pesar de la recuperación de empleos y el cierre con crecimiento del Producto Interno Bruto por encima de dos dígitos, para muchos, la mayoría de dominicanos la calidad de vida no ha mejorado: se ha mantenido con dificultad o ha empeorado.

La inflación de precios y servicios, el poco dinero disponible y circulante, el desmonte o descuido de importantes políticas sociales y la crisis internacional en el contexto de pandemia han caracterizado este año.

Dominicanos y dominicanas han superado, como millones en el mundo, otro año marcado por pandemia e incertidumbre. El trabajo no se ha detenido. Con cada esfuerzo de cada persona, el crecimiento económico como nación se ha alcanzado. El trabajo ha sido de todos, mas la distribución de las riquezas producidas, no.

El modelo es incompatible con el desarrollo de todos a la urgencia que se necesita. La riqueza y la desigualdad que aumentaron en pandemia cabalgan sobre las almas de millones de dominicanos. El desmonte o abandono de políticas sociales por parte del Gobierno, aumenta la brecha.

No basta rezar, hacen falta muchas cosas para conseguir la paz. Estribillo que no muere. Necesita el pueblo que el Gobierno lo acompañe a lidiar con sus desventuras.

Mientras tanto, esta Nochebuena, en estos días malos, la solidaridad con los pobres de la tierra, con los desdichados, debe movernos. Comparta aunque sea un plato de comida. Que el pueblo salve al pueblo.