La nueva política se escribe con juventud

12-03-2025
Política
Ojalá, República Dominicana
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La juventud dominicana se presenta ante un desafío ineludible: retomar la participación activa, consciente y transformadora en la configuración del destino de nuestro país.

Esta encrucijada histórica demanda un compromiso que trascienda la mera observación o el entusiasmo pasajero, para convertirse en una vocación que articule la defensa de los valores democráticos y el fortalecimiento profundo de las instituciones.

En este contexto, la democracia no puede ser percibida como un concepto estático o un sistema que deba ser conservado en su estado actual. Más bien, se trata de un organismo, en constante evolución, que requiere ser revitalizado y adaptado a las complejidades del presente.

La participación juvenil no ha de limitarse a la asimilación pasiva de los cambios que se avecinen. Por el contrario, los jóvenes deben convertirse en artífices de la transformación social, mediante el ejercicio de su capacidad crítica para interrogar las estructuras existentes y proponer alternativas que respondan a las exigencias de una sociedad en constante movimiento.

Este rol exige un compromiso con la democracia que vaya más allá de la conservación de sus formas actuales.

Se trata de redefinir y expandir los límites de la participación política y de los jóvenes en ella, con un modelo inclusivo y deliberativo en el que la voz de cada ciudadano tenga un peso real y traducciones tangibles en las decisiones que afectan al colectivo.

Para lograr este cambio, es fundamental que la juventud dominicana fortalezca su formación en ciudadanía y liderazgo, desarrollando habilidades que le permitan incidir de manera efectiva y consciente en los espacios de toma de decisiones.

La educación cívica, el pensamiento crítico y la capacidad de diálogo deben convertirse en pilares esenciales para una participación activa y fundamentada.

Solo a través de una preparación sólida y una acción conjunta será posible para la juventud transformar la política en un ejercicio verdaderamente del pueblo y para el pueblo.

Este compromiso político y social debe ir acompañado de una visión de desarrollo, con la responsabilidad de promover un crecimiento que beneficie a todos los sectores de la sociedad.

Esto implica, entre otras cosas, la participación joven en la creación de políticas públicas que fomenten la justicia social y el bienestar colectivo.

La juventud se enfrenta al desafío de ser la chispa que encienda una nueva etapa en la historia política del país. Los jóvenes deben asumir su rol como agentes de cambio, capaces de liderar el proceso de construcción de una democracia más robusta, inclusiva y justa para las generaciones presentes y futuras.