En 2016 se desató una despiadada conspiración contra el pueblo dominicano y el partido que representa el bienestar de la gente: el partido del profesor Juan Bosch, el PLD.

Sectores adversos hicieron lo imposible por sacar al partido morado del poder en 2020, desatando una lucha descarnizada entre los peledeístas. Como consecuencia, algunos se fueron, otros traicionaron, unos pocos siguen buscando culpables, mientras la mayoría trabaja incansablemente en la reconstrucción permanente del PLD.

A cinco años del atentado contra el partido de los dominicanos y dominicanas, es vergonzoso que, incluso desde la más alta dirigencia del PLD, algunos compañeros sigan patinando en la retórica de “debemos reconocer lo que hicimos mal”.

Ya está bueno de repetir, como un mantra, “yo, pecador impenitente, soy culpable” o “por mi culpa, por mi gran culpa”, con golpecitos en el pecho incluidos.

¡Ya basta de mea culpa!

Si el PLD es culpable de algo, es de haber entregado 26 mil aulas, intervenido 56 hospitales, construido 40 Centros Diagnósticos, los CAID, el Sistema 911, más de 70,000 títulos de propiedad, luz 24 horas, la creación de casi un millón de empleos y que cerca de cinco mil mujeres fueran proveedoras del Estado… y paro de contar.

Quien se sienta culpable, que haga una peregrinación de rodillas a la Virgen de la Altagracia, llevando una piedra sobre la cabeza, para cumplir su penitencia.

El único “pecado” del PLD, y que el PRM no perdona, ha sido dignificar la vida de la gente durante los gobiernos del presidente Danilo Medina.