El gobierno de Abinader ha presentado su plan, disfrazado bajo el eufemismo de “Modernización Fiscal”, con el que pretende atracar a mano desarmada al pueblo dominicano. Ese mismo pueblo que lo reeligió creyendo en promesas vacías y por un puñado de centavos.

Mientras tanto, los 2,000 pesos que algunos aceptaron para votar por el PRM, el pueblo los pagará con creces.

Abinader ha inflado la nómina pública en 132 mil millones de pesos, sin que eso se refleje en servicios eficientes; ha sumado 33 mil millones a pensiones “solidarias” que, milagrosamente, benefician a sus compañeritos en tiempos de campaña; y ha destinado 38 mil millones a las llamadas “ayudas sociales” mediante Supérate, un programa que ha sido caldo de cultivo para que unos pocos se enriquezcan a costa de los contribuyentes.

Lo más irónico es que el presidente que impone impuestos injustificados, es el mismo que evade los suyos, con capitales que duermen plácidamente en paraísos fiscales. Y no lo digo yo, lo dice el periodismo de investigación, ese que mira hacia otro lado cuando se trata de la actual corrupción, guardando un conveniente silencio porque su parte del pastel publicitario depende de ello.

El pueblo, desesperado, espera una solución, mientras el gobierno perremeísta acecha como cazador a su presa, dispuesto a arrebatar hasta el último centavo que la gente gana con el sudor de su frente en empleos mal remunerados.