Porqué la fusión de los glaciares nos afecta a todos
Que los glaciares se están derritiendo no es una novedad: desde 1850, el volumen de los glaciares alpinos se ha reducido en cerca del 60%. Lo sorprendente es el ritmo al que los gigantes de los Alpes se están consumiendo.
“El retroceso de los glaciares se está acelerando”, afirma Daniel Farinotti, glaciólogo de la Escuela Politécnica Federal de Zúrich (EPFZ) y miembro del comité directivo de GLAMOS, la red suiza de medición de glaciares. Un estudio publicado este verano concluye que los glaciares suizos perdieron la mitad de su volumen entre 1931 y 2016 y un 12% más entre 2016 y 2021.
En el año hidrológico 2021-2022, las pérdidas de masa de los glaciares alcanzaron “niveles récord”, según GLAMOS. Los glaciares suizos han perdido más del 6% de su volumen, y los índices de deshielo han superado con creces los registros anteriores a la canícula de 2003.
El fuerte retroceso de los glaciares en 2022 se debe esencialmente a tres razones: las escasas nevadas del invierno, la arena del desierto del Sáhara en febrero, que se depositó sobre el hielo y la nieve y redujo el efecto albedo, y la excepcional ola de calor del verano, con temperaturas récord incluso a gran altura. El verano de 2022 fue el segundo más caluroso en Suiza desde que comenzaron las mediciones en 1864. “Para los glaciares suizos, el año hidrológico 2022 pasará a la historia como el peor de todos”, afirma Farinotti.
Como resultado de las temperaturas récord en los Alpes, se han encontrado objetos, restos humanos y los restos de un avión que habían quedado atrapados en el hielo durante más de 50 años. Estos descubrimientos aumentarán en los próximos años, según el experto en ciencias de la nieve Robert Bolognesi.
(Casi) todos los glaciares en peligro
Desde la era preindustrial, la temperatura en Suiza ha aumentado casi 2°C, el doble de la media mundial. A este ritmo, la mitad de los 1 500 glaciares alpinos -incluido el majestuoso glaciar Aletsch, Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO- desaparecerá en los próximos 30 años. Y si no se hace nada para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, todos los glaciares de Suiza y Europa corren el riesgo de fundirse casi por completo a finales de siglo.
Los glaciares no solamente lo retroceden en los Alpes. Casi todos los glaciares del mundo están adelgazando y perdiendo masa cada vez más rápido. El deshielo es especialmente alarmante en el Himalaya y los Andes, donde la existencia de cientos de millones de personas depende de los glaciares.
Sin embargo, hay excepciones. Algunos glaciares de Asia Central parecen no estar afectados por el calentamiento global y su superficie se ha mantenido estable o incluso ha aumentado en lugar de reducirse. Un proyecto suizo pretende investigar las razones de esta anomalía.
Las consecuencias de un mundo sin glaciares
¿El declive de los glaciares puede repercutir negativamente en nuestro futuro? Es difícil saberlo. Pero lo cierto es que nos obliga a prepararnos para nuevos escenarios.
En Suiza, el derretimiento de los glaciares conlleva un creciente riesgo de desastres naturales como inundaciones, flujos de residuos y desprendimientos de tierra. Los lagos que se forman en el interior de un glaciar corren el riesgo de vaciarse repentinamente en el valle, arrasando a su paso pueblos e infraestructuras. Y a medida que disminuye la capa de hielo y del permafrost, las montañas se vuelven más inestables. De forma regular dan la vuelta al mundo imágenes del deslizamiento de laderas.
En Suiza, los glaciares considerados peligrosos se vigilan constantemente. Además de los sobrevuelos en helicóptero y las inspecciones sobre el terreno, los investigadores utilizan la tecnología más avanzada. Las cámaras de alta resolución, el radar, los sensores acústicos, los detectores de vibración del hielo y las imágenes por satélite permiten registrar cada mínimo movimiento.
Con el derretimiento de los glaciares, Suiza pierde una importante reserva hídrica que, según estimaciones, podría garantizar el consumo de agua potable de la población suiza durante 60 años.
Suiza seguirá disponiendo de suficiente agua, incluso si su población pasara de los actualmente 8,5 millones de habitantes a 10 millones en el año 2050. Pero habrá que gestionar las precipitaciones – que ya no serán en forma de nieve, sino de lluvia – de forma diferente para evitar los conflictos por el agua, subraya Paolo Burlando, profesor de hidrología y gestión de los recursos hídricos en la Escuela Politécnica Federal de Zúrich.
La creación de nuevas cuencas de almacenamiento de uso múltiple en las montañas, en las zonas liberadas de hielo, podrían ofrecer nuevas oportunidades para la producción de energía hidroeléctrica y la agricultura.
Según un escenario elaborado por la ETH y el Instituto Federal Suizo para la Investigación de los Bosques, la Nieve y el Paisaje, el deshielo completo de los glaciares podría generar 683 nuevos lagos en los Alpes.
Más problemática podría ser la situación en el resto de Europa, en regiones situadas a cientos de kilómetros de los Alpes suizos. Donde debido al menor aporte del deshielo, el caudal de los grandes ríos europeos – Ródano, Rin, Danubio y Po – podría disminuir significativamente en verano. Una disminución del nivel de los ríos y lagos que dificultará ulteriormente la navegación y el transporte de mercancías desde y hacia Suiza.
Para preservar un patrimonio de importancia nacional que ha ayudado a dar a conocer Suiza en el mundo, los científicos se han embarcado en una carrera contrarreloj. En el Morteratsch, cantón de los Grisones, se ha puesto en marcha un proyecto para proteger el glaciar con nieve artificial. Un sistema que, si tiene éxito, podría utilizarse también en el Himalaya y los Andes.
Para frenar el deshielo, en los Alpes se utilizan cada vez más los geotextiles. Extendidos sobre el glaciar, reflejan la luz del sol y ayudan a preservar la nieve y el hielo que hay debajo. Aunque pueden ser eficaces y rentables a nivel local, una hipotética aplicación a gran escala no es viable ni rentable, según un estudio suizo publicado en 2021.
Pero la ciencia no puede hacer nada si las emisiones de gases de efecto invernadero aumentan. En Suiza, la lucha por la protección de los glaciares pasa así de las montañas a los salones de la política y, muy probablemente, a las urnas. En la sesión de otoño, el Parlamento aprobó la contrapropuesta de la iniciativa popular «Por un clima sano» (Iniciativa Glaciar), que prevé medidas para lograr un balance de emisiones netas de cero en 2050. La iniciativa fue retirada, pero ha sido lanzado el anunciado referéndum contra los cambios de la ley previstos por la contrapropuesta.