El cambio climático en Latinoamérica impactó directamente en los alimentos

28-01-2025
Medioambiente
Noticias Ambientales, Argentina
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Un reciente informe de la ONU, publicado el lunes, dejó en evidencia las consecuencias del cambio climático en Latinoamérica.

Se trata de El Panorama Regional de Seguridad Alimentaria y la Nutrición 2024. Dicho informe explica que la variabilidad del clima y los eventos climáticos extremos, como sequías, inundaciones y tormentas, reducen la productividad agrícola.

Esto también altera las cadenas de suministro de alimentos, lleva a que aumenten los precios y afecta los entornos alimentarios.

Cambio climático en Latinoamérica: la segunda región más expuesta

sequía extrema en la Amazonía
La sequía y los eventos climáticos extremos tienen consecuencias directas.

Esto convierte a Latinoamérica y el Caribe en la segunda región del mundo más expuesta a eventos climáticos extremos después de Asia.

En este continente, al menos 20 países, el 74% de los analizados, enfrenta una alta frecuencia de tales eventos, lo que indica una exposición significativa que afecta la seguridad alimentaria.

Los eventos climáticos extremos ponen en riesgo los logros alcanzados en la reducción del hambre y la malnutrición en la región.

Las cifras preocupantes

Según el informe, entre 2019 y 2023, la prevalencia de la subalimentación aumentó 1,5 puntos porcentuales en todos los países afectados por la variabilidad climática y los extremos.

La situación es peor en aquellos países que experimentan recesiones económicas. Las poblaciones más vulnerables se ven afectadas de manera desproporcionada, porque tienen menos recursos para adaptarse.

El hambre afectó a 41 millones de personas en la región durante 2023, lo cual indica una disminución de 2,9 millones de personas respecto a 2022 y de 4,3 millones de personas respecto a 2021.

Por regiones

A pesar de los avances regionales, existen diferencias también entre subregiones. La prevalencia del hambre ha ido en aumento durante los últimos dos años en el Caribe, alcanzando el 17,2%, mientras que se mantuvo relativamente sin cambios en Mesoamérica, en el 5,8%.

Latinoamérica, la segunda región más afectada.

En cuanto a la inseguridad alimentaria moderada o grave, la región también demostró avances por segundo año consecutivo, cayendo bajo el promedio mundial por primera vez en 10 años.

En total, según el informe, 187,6 millones de personas en la región experimentaron inseguridad alimentaria, 19,7 millones menos que en 2022 y 37,3 millones menos que en 2021.

Los chicos, el grupo más vulnerable

La inseguridad alimentaria afecta de manera más pronunciada a determinados grupos de población, como las comunidades rurales y las mujeres-

La brecha de género en América Latina y el Caribe sigue siendo más elevada que el promedio global.

En cuanto a la malnutrición, el reporte informa que el retraso en el crecimiento afectó al 22,3% de los niños menores de 5 años en el mundo en 2022.

En América Latina y el Caribe, la prevalencia se estimó en 11,5%, significativamente por debajo del promedio mundial. Pero el progreso que había experimentado la región se ha desacelerado en los últimos años.

El llamado para acelerar la acción

El informe destaca la necesidad urgente de acelerar la acción para desarrollar la resiliencia dentro de los sistemas agroalimentarios, que son críticos para el progreso de la región hacia la eliminación del hambre y la malnutrición en todas sus formas.

“Esta resiliencia permite anticipar, prevenir, absorber, adaptar y transformar, de manera positiva, eficiente y eficaz frente a diversos riesgos, incluyendo los desafíos asociados al cambio climático y los eventos extremos”, declaró Mario Lubetkin, subdirector general de la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO) para América Latina y el Caribe.

Además, la sostenibilidad a largo plazo de los sistemas agroalimentarios debe ser garantizada, dice el informe.

Según Lubetkin, es importante “implementar una respuesta integral, basada en políticas y acciones diseñadas para fortalecer la capacidad de los sistemas agroalimentarios”.