Casi todo el ozono troposférico que causa muertes prematuras en Europa es importado
La exposición a los niveles actuales de ozono troposférico (O3) en Europa es una de las principales causas de mortalidad prematura debida a la contaminación atmosférica, especialmente en verano.
Así lo advierte un estudio liderado por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), centro impulsado por la Fundación «la Caixa» y el Barcelona Supercomputing Center – Centro Nacional de Supercomputación (BSC-CNS).
El O3 es un contaminante formado en la troposfera por la interacción de la luz solar con varios gases precursores, principalmente óxidos de nitrógeno (NOx) y compuestos orgánicos volátiles (COV) procedentes de fuentes naturales y antropogénicas.
Los niveles elevados de O3 se asocian a una serie de efectos adversos para la salud respiratoria, como el agravamiento del asma, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica, la disminución de la función pulmonar e infecciones respiratorias, que en los casos más graves pueden conducir a la hospitalización y la muerte.
El equipo cuantificó las contribuciones tanto nacionales como importadas del ozono troposféricos en relación con la mortalidad en 35 países europeos entre 2015 y 2017. Los investigadores abarcaron 813 regiones y alrededor de 530 millones de personas.
Los resultados muestran que el O3 importado contribuyó al 88,3 % de todas las muertes atribuibles a este contaminante.
La mayor parte de este O3 transfronterizo provino de fuera del área de estudio, lo que representa el 56,7 % de la mortalidad atribuible total. El O3 importado de los otros 34 países europeos también tuvo un efecto significativo en la mortalidad, representando el 20,9 %.
La concentración de O3 en un lugar determinado depende en gran medida del transporte troposférico del propio contaminante.
«Los efectos sobre la salud del O3, y de cualquier contaminante atmosférico en general, distan mucho de ser una cuestión local. En este estudio, encontramos que el 11,7 % de las muertes atribuibles al O3 fueron causadas por fuentes nacionales», afirma Hicham Achebak, investigador del Inserm (Francia) y de ISGlobal y titular de una beca postdoctoral Marie Sklodowska-Curie de la Comisión Europea.
«Este hecho subraya la necesidad de acciones coordinadas a escala local, continental y global por parte de todos los países para reducir las concentraciones de O3 y su impacto en la salud», añade el primer autor del estudio.
El análisis se basó en datos de la estación cálida (de mayo a octubre), que es la que registra los valores más elevados de este contaminante. Para rastrear las concentraciones de O3, el estudio utilizó el sistema de calidad del aire CALIOPE desarrollado por el BSC-CNS, que cubre Europa y sus alrededores. Este sistema rastrea tanto el O3 como sus precursores (es decir, NOx y COV) que se forman o emiten en cada región.
Método de modelización
Para obtener datos fuera de la zona de estudio, los investigadores utilizaron un método de modelización que les permitió rastrear la dispersión y el transporte de contaminantes atmosféricos a grandes distancias. El método también incluyó las emisiones tanto terrestres como marítimas.
Un método de modelización permitió rastrear la dispersión y el transporte de contaminantes atmosféricos a grandes distancias. Ha incluido las emisiones tanto terrestres como marítimas.
Tasa de mortalidad
La concentración media de O3 en todos los países y durante el periodo de estudio fue de 101,9 μg/m3, oscilando entre 76,7 μg/m3 en Finlandia y 130,1 μg/m3 en Malta.
El número estimado de muertes atribuibles al O3 durante el periodo de estudio fue de 114.447 (estimación basada en las concentraciones totales de O3), lo que resulta en una tasa de mortalidad atribuible de 72 muertes por millón de habitantes y año.
Como era de esperar, dado que las temperaturas más cálidas del sur favorecen la formación de O3, las concentraciones de este contaminante disminuyen en el norte del continente. Las mayores cargas de mortalidad se estimaron en los países más poblados (Alemania, Italia, Francia, Reino Unido, España y Polonia), mientras que las tasas de mortalidad más elevadas se registraron en los países del sudeste (Bulgaria, Serbia, Croacia, Hungría, Grecia y Rumanía).
El análisis también mostró que los países más industrializados de Europa fueron los principales contribuyentes a la mortalidad atribuible al O3 transfronterizo, especialmente Francia, con un número estimado de 4.003 muertes entre 2015 y 2017, y Alemania, con 3.260 muertes.
El O3 procedente de Francia tuvo un impacto significativo en países vecinos como Luxemburgo (32,3% de las muertes atribuibles al O3), Suiza (29,3%), Bélgica (24,4%) o España (16,8%). El O3 procedente de Alemania también afectó significativamente a países vecinos como Luxemburgo (24,2% de las muertes), la República Checa (23,3%) o los Países Bajos (21,5%).
Los resultados ponen de relieve la importancia de los vientos del oeste, ya que los países situados hacia el este presentaron un mayor número de muertes atribuibles al O3 importado que otros países europeos. Los países del suroeste de Europa fueron los menos afectados por los efectos sobre la salud del este contaminante importado de otros países europeos.
De hecho, España, Francia y Portugal fueron los países con la mayor fracción de mortalidad atribuible causada por el O3 nacional con respecto a las contribuciones de otros países europeos, con un 53,7%, 47,1% y 46,2% de las muertes respectivamente, y la menor relación importado/exportado de muertes atribuibles.
En algunas regiones costeras y pequeños países mediterráneos, la contribución de las emisiones del transporte marítimo fue significativa, como en Malta (24% de las muertes) y Chipre (14%).
Medidas locales, continentales y mundiales
El estudio subraya la necesidad de una cuantificación sistemática de las contribuciones nacionales, comunitarias y extracomunitarias de los niveles de contaminación atmosférica y de los impactos sanitarios asociados como paso esencial previo a la elaboración de planes de regulación y mitigación, especialmente en el caso de contaminantes atmosféricos como el O3, que se transportan fácilmente a través de las fronteras políticas.
«Hasta ahora, los esfuerzos de mitigación se han centrado principalmente en las escalas nacional y regional, careciendo de una evaluación exhaustiva y transfronteriza de los efectos sobre la salud asociados», afirma Joan Ballester Claramunt, investigador de ISGlobal y coautor sénior del estudio.
«Nuestro estudio es un primer paso hacia este análisis en profundidad, que ayudaría a alcanzar los estándares de calidad del aire de la OMS para prevenir muertes prematuras y otros impactos en la salud como hospitalizaciones y enfermedades crónicas», añade.
Dadas las grandes contribuciones no nacionales a la media de O3 en cada territorio, el estudio subraya que los resultados no deben ser interpretados por las autoridades locales como una justificación para la inacción local en materia de calidad del aire.
«Durante los episodios de O3 más elevados, las contribuciones locales/nacionales pueden aumentar sustancialmente, y las medidas locales de mitigación pueden contribuir a reducir considerablemente las superaciones diarias de los umbrales establecidos.
Además, las estrategias locales de mitigación son clave para reducir la exportación de O3 a otras regiones y países», argumenta Carlos Pérez García-Pando, Profesor de Investigación ICREA y AXA en el Departamento de Ciencias de la Tierra del BSC-CNS y coautor sénior del estudio.
El calentamiento global reforzará las condiciones para la formación de O3 troposférico en el futuro, ya que los mecanismos fotoquímicos de formación del contaminante se ven favorecidos durante las olas de calor y los periodos de alta radiación solar, concluyen los autores.