Asfixiados por el calor, sin hábitat y desprotegidos: el «drama» de los vencejos que podría pasarnos factura

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Cientos de pollos de vencejos muertos han aparecido durante las últimas semanas en algunas calles del sur de España. Las olas de calor han hecho que muchos salten del nido buscando salvarse de las altas temperaturas, que les asfixia en los pocos huecos que la ciudad les deja para criar. En ese intento, “el 90% de la nidada se ha perdido”, asegura la vicepresidenta de la ONG Ecourbe, Esperanza Portillo. Un “drama”, dice, que afecta también a otras aves urbanas y que podría terminar pasándonos factura a los seres humanos.

El vencejo común, como otros pájaros “de barrio”, está desapareciendo. Pese a ser una ave incluida en el Listado de Especies en Régimen de Protección Especial, al igual que golondrinas y aviones, ha experimentado un declive del 27,2% en España en los últimos 20 años. Son datos de SEO BirdLife recogidos desde 1998 hasta 2020 y de los que las organizaciones consultadas por RTVE.es responsabilizan a la inacción de las instituciones.

Los pollos que se han salvado, aseguran, ha sido principalmente gracias a la labor de voluntarios que dedican su tiempo y dinero a formarse y a cuidar de las pequeñas aves. Pero este esfuerzo no se debería dejar únicamente en manos de los ciudadanos, sobre todo cuando se habla de especies protegidas e indispensables para la salud de las ciudades, demanda Portillo.

Como apunta también la responsable de biodiversidad urbana de SEO BirdLife, Beatriz Sánchez, perder a las aves de ciudad alteraría por completo el equilibrio natural de los ecosistemas. “Todas las especies son piezas de un puzzle y, si a alguna le va mal, a todos nos irá mal”, insiste.

Ciudades poco amables y cambio climático: las causas del declive

De todas las aves que existen en el mundo, un 20% viven en las ciudades. Su situación en las urbes es bastante desigual, sin embargo. “En general, la tendencia es que cada vez hay menos”, dice Sánchez. El programa de Seguimiento de Aves Comunes en Primavera (Sacre) de esta organización muestra, por ejemplo, que desde 1998 y hasta 2013 se han perdido diez millones de golondrinas. Asimismo, en Europa el 60% de los gorriones que había en 1980 ha desaparecido. Los motivos son variados, pero todos tienen detrás la huella humana.

Las ciudades son poco amables para muchas aves. En el caso de los vencejos y otros pájaros que anidan en huecos de edificios, al cambio climático provocado por la actividad humana se le suman inconvenientes materiales como el hormigón. Estos absorben el calor y lo van desprendiendo durante todo el día, haciendo que los pollos en los nidos “no puedan respirar ni de día ni de noche”.

Las altas temperaturas que llegan a alcanzarse, sobre todo en el sur de España, hacen incluso que los padres no alimenten a las crías, ya sea por la escasez de comida debida a la sequía o porque ellos mismos “perecerían si entrasen en los agujeros”. Además, la rehabilitación de los edificios, que a veces comienza con las propias aves dentro, destruye sus lugares habituales de anidación y sume a los animales en una desesperación que les lleva a veces a criar en sitios aún peores, como cubiertas metálicas.

“El cambio climático está provocando la muerte masiva de aves”, reconoce la rescatadora de aves y experta en ciencias ambientales Andrea Guirado, pero hay muchos más peligros para los pájaros urbanos. Entre ellos se encuentran las carreteras, las podas masivas en época de cría, los edificios con diseños que provocan colisiones y la depredación de los gatos domésticos. Les perjudican, además, la destrucción ilegal de colonias de especies protegidas como los vencejos y los aviones y la ausencia de suficientes espacios verdes. “El uso de pesticidas también es otro de los posibles factores, aunque es más usual en zonas rurales”, señala a RTVE.es.

Dos crías de vencejo en nido destruido. Foto: ANDREA GUIRADO

¿Por qué son importantes los vencejos y otras aves urbanas?

Las aves urbanas son imprescindibles, coinciden las expertas consultadas por RTVE.es. Una de las razones es que la biodiversidad es crucial para afrontar la emergencia climática, según apunta la responsable de SEO BirdLife Beatriz Sánchez. Además, “son indicadores del estado de salud medioambiental”, explica, “porque los problemas que les afectan a ellas antes también llegarán a nosotros”. Es decir, prestar atención a los cambios en sus poblaciones y los motivos puede ayudar a la salud de los propios seres humanos, ya que alertan de problemas como la contaminación. “Son un reflejo de lo que nos puede pasar”.

Por otro lado, los pájaros insectívoros son notables controladores de plagas. Una sola cría de vencejo es capaz de comer cada día unos 15 o 20 gramos de insectos, asegura la vicepresidenta de Ecourbe: “Eso, traducido en mosquitos, es una barbaridad”. Comparte esta opinión la ornitóloga Guirado, quien ha rehabilitado aves como aviones, cernícalos y mirlos desde Al rescate de aves.

Según esta divulgadora, “una sola golondrina consume 850 insectos al día”, llegando a alimentarse de más de 310.000 al año. Por eso, la desaparición de estas aves resultaría en un incontrolable incremento de mosquitos y moscas, principalmente, y afectaría directamente a la salud humana.

“Una ciudad sin naturaleza es una ciudad enferma, sin bienestar psicológico y con muchísimos problemas”, añade Portillo. Un mayor contacto con la naturaleza contribuye a mejorar la salud de los ciudadanos. Según un estudio publicado en la revista Scientific Reports en 2019, pasar tan solo dos horas a la semana en el medio natural ya ayuda notablemente al bienestar físico y mental. Otro de los motivos por los que las ONG, los expertos y los voluntarios dicen no comprender su actual desprotección.

Los voluntarios del sur de España, hartos, denuncian su desprotección

Son importantes, están en declive y, aun así, no se protegen. O al menos no lo suficiente, denuncia la vicepresidenta de Ecourbe. A esta ONG sevillana han llegado en las últimas semanas alrededor de 500 vencejos que saltaron de sus nidos por las altas temperaturas y que no pudieron ser atendidos por los profesionales que deberían hacerse cargo de ellos al tratarse de una especie amenazada. “Está protegida a nivel europeo, por la legislación nacional y por leyes autonómicas, pero desgraciadamente solo en el papel”, lamenta Portillo.

Desde el Centro de Recuperación de Especies Amenazadas (CREA), a donde deben ser llevados los ejemplares que se encuentren en Andalucía, se ceden las aves a voluntarios. Muchas veces no tienen experiencia, se ven abrumados y deben incluso pagar unas tasas para obtener un permiso de la Delegación de Medio Ambiente para su tenencia. Se quejan, además, de que la sobrecarga que sufren estos centros no les permite siquiera facilitarles el alimento. «Y al final somos muchísimos los particulares que acabamos protegiendo con nuestros propios recursos y tiempo a aves que deberían estar en manos de profesionales«, lamenta la voluntaria Inma Rodríguez. 

La ornitóloga Andrea Guirado es igualmente testigo de la desprotección que a veces sufren las aves urbanas. Desde que a los seis años aprendió a anillar pájaros de la mano de su padre veterinario, la joven no ha cesado de rescatar y cuidarlas. Y sí, lo hace por pasión, pero también por la falta de recursos oficiales. «Toda esta labor que realizamos es debido a la situación tan atípica que se da en mi ciudad natal de Ceuta», explica. Allí, «todos los ejemplares son atendidos por particulares», cuando «debería de ser una responsabilidad de la administración local».

La rescatadora de aves Andrea Guirado sostiene un vencejo. Foto: @AL_RESCATE_DEAVES

La formación que se les ofrece en los CREA es también “insuficiente”, valora Rodríguez. Ella comenzó a rehabilitar aves por casualidad, cuando se encontró un pequeño vencejo en la calle, pero ahora, tras varias nidadas de experiencia, sabe que los cursos de media hora que suelen dar no abarcan la dificultad de la tarea. En particular, esta especie supone un doble reto por su forma de alimentarse y su delicado cuerpo. “No comen de manera voluntaria” porque en la naturaleza lo hacen mientras vuelan al dejar el pico abierto “y su fisionomía es bastante frágil”. Es común por esto que personas sin el conocimiento adecuado dañen el pico o las plumas de las aves.

¿Qué hacer si encuentras un ave?

Si encuentras un ave, el protocolo a llevar a cabo dependerá de la especie y de la situación, como recuerda la ornitóloga consultada por RTVE.es. Por ejemplo, crías como las de los mirlos no se deben recoger. Estos pájaros son «volantones», pollos que terminan su vital aprendizaje y desarrollo en el suelo mientras son vigilados y alimentados por sus padres, aunque no parezcan estar presentes. Por eso, si están en una zona segura y su estado es bueno, nunca se deberían coger.

Otras, como los vencejos, aviones y golondrinas, se desarrollan por completo en el nido hasta alzar el vuelo definitivamente, por lo que observarlas en el suelo es algo extraño y seguramente el ave necesite ayuda.

Si se trata de especies protegidas, la recomendación es contactar con el centro de recuperación de fauna de la provincia en la que se haya hallado. Y si dicho centro no puede hacerse cargo del animal, lo ideal sería poder contar con el apoyo de expertos de asociaciones como Ecourbe, Al rescate de aves o SOS Vencejos.

Otro ejemplo de un distinto protocolo de actuación es el de las aves rapaces de grandes dimensiones. Si se encuentra un buitre en el suelo en plena ciudad, algo extraordinario y que podría indicar que necesita atención veterinaria, se aconseja llamar al 112 y vigilar al pájaro hasta que lleguen los servicios de emergencia.

En todo caso, se recomienda siempre contactar antes con profesionales para saber si se debe actuar o no.

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