Sabadécima: la carestía
Y sigue la carestía,
desangrando mis bolsillos.
Ha dejado en calzoncillos
mi tarjeta y mi alcancía.
Y Abinader que decía
que era un cambio para bien,
hoy no puedo darle un cien,
pues no tengo ni trabajo,
si de arriba para abajo
¡Ha subido hasta el clerén!