La tormenta Franklin fue anunciada a principios de semana. Los organismos de socorro y autoridades dispararon las alertas y anunciaron trabajos de prevención. Pero en la calle General Sucre, del barrio Capotillo, los protagonistas fueron los vecinos.

Convocados por el civismo y la voluntad de mantener en orden y limpieza el vecindario, los residentes de la referida calle, ubicada entre las calles 6 Norte y Albert Thomas, pusieron en marcha su operativo.

Ya lo han hecho anteriormente, tienen experiencia; la voluntad los une y los impulsa.

Previo a la llegada de la tormenta, que se volvió ciclón, con palas, escobas y utensilios de sus casas, salieron a limpiar los imbornales, a levantar muros y a recoger la basura de la calle para disminuir el impacto.

“Cuando bajó el agua, todos los vecinos salieron al frente a recoger la basura para que, cunado volviera a caer, no tapara los filtrantes”, relata Deivi Cabrera, joven comunitario.

El joven Richard Rodríguez, valiente, dispuesto y arriesgado, estuvo levantando los desperdicios que arrastraba el torrencial del agua. Los recogió uno por uno.

Fue inevitable la inundación de la calle en una ciudad con un crecimiento desorganizado y con un inservible o nulo sistema pluvial. Pero los vecinos no se rindieron. En cuestión de 25 minutos luego de haber pasado el aguacero, la calle lucía como un pensamiento.

Con voluntad, fraternidad y trabajo comunal, los vecinos de Capotillo dan ejemplo al país.