La semana pasada escribí sobre los tres componentes que debe tener un programa de educación financiera: conocimientos, comportamientos y actitudes.

Aunque puedan parecer obvias, algunas de las cosas de las que hablo más adelante, son pequeñas acciones que puedes repetir hasta generar en ti un hábito saludable para tus finanzas.

Se impone analizar comportamientos; reacciones a los estímulos de la cultura, de la sociedad, la familia, la escuela, el entorno, etc.  

Es preciso organizarse y definir objetivos personales, para que la emoción no se imponga a la razón y puedas tomar las decisiones convenientes.

Hay que evitar comprar el carro que tiene tu compañero de trabajo, pero que no puedes pagar, los zapatos que tiene una amiga por la sola razón de que están de moda o antojarte de ir a un hotel con dinero prestado porque allí estuvo la influencer que sigues por Instagram.

¿Entonces ni compras el carro ni vas al hotel? Si, claro que podrás hacer todo eso. El asunto es que sea tu decisión cuál carro comprar y cual hotel ir, y cuando hacerlo. 

No permitas que tus decisiones las tomen las redes sociales y los medios de comunicación. Ellos no enseñan a pensar ni a razonar. Transmiten emociones. 

Responde esta pregunta con sinceridad: ¿Cómo me comporto con el dinero? 

¿Eres de las que te quedas sin un centavo desde que cobras?

¿Pagas el balance minimo de la tarjeta de crédito?

¿Compras por impulso o lo consultas con la almohada?

¿Eres de los que te compras todo nuevo o pides prestado cuando comienzas a practicar un nuevo deporte?

La clave para generar hábitos saludables es saber que nadie te está obligando a comprar o hacer algo. 

Sabiendo que a priori, tienes libertad para tomar tus decisiones financieras, infórmate bien antes sobre los productos que hay en el mercado, tanto en el ámbito comercial como bancario, de inversión y de pensiones. 

Sabiendo que los ingresos plantean un tope de lo que puedes gastar, te recomiendo que gastes bien. ¿Qué significa gastar bien? Tomar decisiones racionales y en consonancia con lo que te hace feliz.

¿Te hace feliz comer hamburguesas? Pues ahorra mensualmente para ello y deja de comprar dulces.

¿Te hace feliz irte de fin de semana? Pues ahorra mensualmente para ello y reduce las salidas a restaurantes.

Cambios que pueden parecer poco significativos a nivel de presupuesto a corto plazo pero que, en el largo plazo, es altamente eficiente y emocionalmente gratificante.

Define tu presupuesto tomando esto en cuenta y comenzarás a vivir en abundancia.

Lilliana Rodríguez Álvarez (Santo Domingo, 1982), economista especializada en finanzas, con máster en políticas públicas y sociales.