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Cuando te otorgan una tarjeta de crédito por primera vez en tu vida, estás feliz. Sientes que tienes valor en la sociedad, porque una entidad financiera creyó en tí.
Eres sujeto de crédito.
Tener una tarjeta de crédito tiene enormes ventajas. Se trata de un crédito revolvente para que puedas utilizarlo en compra de bienes y servicios o para avances de efectivo.
Te permite construir historial crediticio, financiar una compra en varios pagos (en algunas entidades) para uso personal o para tu micro o pequeña empresa si la tienes, andar sin dinero efectivo y utilizarla como medio de pago en el extranjero, por ejemplo.
Además, permite tener recompensas por su uso (viajes, alquiler de vehículos, canje de puntos por pagos a la propia tarjeta, etc) y obtener avance de efectivo en menos de 24 horas. Si no lo sabes o recuerdas, pide esa información a tu banco para que puedas aprovecharla.
A diciembre de 2020, habían 2.45 millones de tarjetas de crédito bancarias vigentes y activas. De estas, el 65% tienen un límite aprobado menor a los 50 mil pesos, según informaciones del SIPARD.
Eso implica que los cargos por emisión, por renovación, por reemplazo y comisiones por prestación de servicios son representativos para el bolsillo del tarjetahabiente.
Por eso, cuando te llamen para ofrecerte una nueva tarjeta o cambiarte el plástico de tu tarjeta y le falten años para vencerse, piénsalo.
Algo que, por ejemplo, espero que considere el gobierno. Importante que vayan sustituyendo los plásticos de las tarjetas de Progresando con Solidaridad por Supérate, a medida que se vayan venciendo para no tener que pagar cargos innecesarios de cerca de 1.8 millones de tarjetas.
Las tarjetas de crédito, repito, tienen enormes ventajas. Pero sólo si las usas adecuadamente. Para ello, es importante que tomes en cuenta la fecha de corte, la fecha de pago, el balance a la fecha de corte y el interés por financiamiento, además de los cargos ya mencionados.
Recuerda que en el mercado hay cientos de tipos de tarjetas de crédito. Evalúa bien las ventajas y desventajas de cada una y elige bien.
Lilliana Rodríguez Álvarez (Santo Domingo, 1982), economista con máster en políticas públicas y sociales y madre de dos.
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