Tu teléfono es un chismoso

02-07-2021
Ciencia, Tecnología e Innovación
Ojalá, República Dominicana
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El título original de esta entrada iba a decir que tu teléfono te espía, pero eso no es una afirmación del todo correcta, como veremos a continuación. 

Antes de entrar en materia, ¿de dónde sale la idea de que un teléfono pueda ser chismoso o espía? Sencillo: con una frecuencia cada vez mayor es mucha la gente que nota la coincidencia de que, justo al terminar de hablar un tema particular, ahí está el teléfono presentando una publicidad relacionada. 

Espeluznante. Es como si el teléfono estuviera escuchando activamente, y esta es una teoría que no solo se ha planteado, sino que se ha estudiado y analizado con tal de salir de dudas. 

Aún cuando la evidencia pudiera apuntar a este hecho, y pese a que haría perfecto sentido pensar que los asistentes de voz como Siri tengan algo que ver, la realidad del asunto es mucho más sencilla y nos atañe directamente a nosotros en calidad de usuarios. 

Un teléfono, sobre todo en el sentido de un móvil, hace mucho que dejó de ser un simple aparato para hacer y recibir llamadas. Estos aparatos se han convertido en una extensión de nosotros al almacenar contactos, contraseñas, fotos, documentos y una cantidad inusitada de información personal que nosotros mismos compartimos voluntariamente sin pensarlos dos veces. 

Dentro de esa información personal hay datos sensibles y delicados, como pueden ser números de identificación personal y detalles bancarios. Estos no solo los proveemos y almacenamos en nuestros móviles, sino que los compartimos con aplicaciones a las que damos una serie de permisos que la mayoría de las veces no analizamos antes de aceptar. 

El párrafo anterior explica por qué la gente pierde la cabeza cuando extravía o le roban su móvil: hay MUCHÍSIMO que perder. Sin embargo, esto no explica del todo el rol de chismoso del teléfono.

El teléfono se convierte en chismoso cuando intervienen elementos como cookies, rastreadores e inteligencia artificial en la ecuación. De estos tres, solo podemos “controlar” las cookies al otorgarles o negarles el permiso cuando nos hacen la pregunta al visitar un website (pista: casi todos las aceptamos). Los otros elementos son más sutiles y entran en juego cada vez que hacemos una búsqueda en Google o interactuamos en redes sociales. 

Todo lo que hacemos en internet deja un rastro, y ese rastro va creando patrones que son identificados y analizados con ayuda de la inteligencia artificial. Vivimos en una sociedad global híperconectada donde no solo el teléfono es un chismoso: también lo son la tableta, la PC, el televisor y cualquier otro electrodoméstico inteligente que tengamos en casa. 

¿La moraleja de este escrito? La privacidad es una ilusión en las circunstancias actuales. Si no quieres que se sepa todo de ti, sé más selectivo al otorgar permisos y al usar las redes sociales.  No todo se comparte.