Todos somos parte de la inteligencia artificial

19-06-2024
Ciencia, Tecnología e Innovación
Ojalá, República Dominicana
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¿Somos realmente usuarios de la tecnología, o nos usa la tecnología a nosotros?

Seis años atrás, a propósito del escándalo Cambridge Analytica se hizo evidente que la tecnología nos saca bastante provecho sin nosotros siquiera darnos cuenta.

Para quienes no lo recuerdan, Cambridge Analytica fue un caso que involucró directamente a Facebook y donde se puso en evidencia la manera descarada en que las redes sociales sonsacan información valiosa a sus usuarios para luego extraer riquezas extraordinarias.

Es algo que se había advertido anteriormente -y que se sigue mencionando- pero la gente, tras indignarse momentáneamente ante esta falta de ética, prefiere seguir haciéndose de la vista gorda y seguir disfrutando de servicios supuestamente gratuitos para socializar y autopromocionarse.

La triste realidad es que las redes sociales y demás plataformas similares no son para nada gratuitas. De hecho, el costo asociado a su uso es increíblemente alto, ya que compromete no solo nuestra privacidad y seguridad, sino nuestra identidad al nivel más esencial.

La cantidad de anuncios dirigidos y puntuales que vemos a diario en internet, usualmente respondiendo a alguna inquietud nuestra, es la prueba más fehaciente de cómo los usuarios somos el producto estrella de estas compañías, generando no solo ganancias, sino formas de aumentar y diversificar continuamente esas ganancias.

En cuestiones de inteligencia artificial, el indiscutible tema de moda, pasa lo mismo, o quizás peor: todo lo que alguna vez hayamos escrito, creado o compartido en medios digitales es alimento para la insaciable inteligencia artificial.

Desde los tiempos en que se quiso poner de moda el reconocimiento facial -algo que implica inteligencia artificial, dicho sea de paso- hay una noción más o menos colectiva de que se usan nuestras fotos subidas a Internet para entrenar esos sistemas.

Tal como ocurrió con la advertencia relacionad a redes sociales en su momento, la mayoría del público no reacción al hecho de que, pública y descaradamente, compañías como IBM usan nuestras imágenes sin permiso nuestro y sin compensarnos por ello.

Todo indica que con la inteligencia artificial generativa pasará lo mismo, pero con una diferencia fundamental: artistas, diseñadores, escritores y creadores de contenido llevan meses protestando de manera enérgica, aun si no se les hace mucho caso.

Cuando el público venga a reaccionar respecto a lo que representa la inteligencia artificial a este nivel y el rol que todos colectivamente -y sin saber- hemos jugado, es posible que sea tarde.

Llegados a ese punto, nuestro único consuelo será saber que contribuimos a crear una tecnología tan deslumbrante como artificial, y la posibilidad de que ese consuelo se convierta en lamento es muy alta.

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