¿Son una buena idea los vehículos autónomos?
En un futuro no muy lejano, según la visión de los grandes de la tecnología, los vehículos autónomos serán una realidad, abriéndose con ellos todo un abanico de posibilidades.
Bajo la premisa autónoma, por ejemplo, la gente tendrá oportunidad de potenciar su productividad al poder realizar su trabajo mientras se mueve de un sitio a otro. Asimismo, habrá mayor oportunidad de ocio y entretenimiento al estar dotados estos medios de transporte de sofisticados sistemas audiovisuales, videojuegos y demás.
Luce interesante un futuro donde no tengamos que preocuparnos por saber manejar, donde dejamos que el propio vehículo se guíe a sí mismo, tomando decisiones que, en teoría, asegurarán una experiencia de transporte segura y optimizada en todo momento.
En efecto, uno de los grandes atractivos que encierra la idea del transporte autónomo es aquella de reducir la posibilidad de accidentes de tránsito, siendo la premisa que el conjunto de sensores, cámaras y tecnologías integradas serán suficientes para evadir obstáculos y situaciones de peligro.
¿Será verdad tanta belleza? Llegar a un punto donde los accidentes sean cosa del pasado implicaría un escenario donde todos los vehículos sean autónomos, eliminándose así la posibilidad de error humano. Después de todo, según la teoría generalizada, las máquinas son más precisas que los humanos a la hora de realizar ciertos cálculos y maniobras.
Siendo el caso que la adopción masiva de tecnologías toma tiempo, sobre todo cuando implica gastos considerables a nivel individual y colectivo, podríamos decir con toda certeza que este futuro perfecto dista mucho de ser una realidad factible en el corto o mediano plazo.
Otro atractivo de esa revolución autónoma que se viene impulsando es la reducción y potencial eliminación de los odiosos tapones, pero al igual que en ejemplo anterior, se requieren de unas condiciones que por ahora no se materializarán.
Todo esto es teoría, y aunque se lee todo muy bonito, la triste realidad es que, en la práctica, los vehículos autónomos demuestran a cada momento que esa tecnología no está lista para su despliegue. Al mismo tiempo, una mayoría considerable de la gente no está dispuesta aún a adoptarla, citándose el miedo como factor número uno.
Estados Unidos, nuestro principal referente, lleva años haciendo pruebas puntuales con vehículos autónomos en ciudades como San Francisco y Las Vegas, y si bien el desempeño en términos generales ha sido bueno, los incidentes -algunos trágicos- no han faltado.
Con cada incidente se cuestiona la factibilidad de una tecnología que ha estado tragando mucho dinero sin que hayan resultados contundentes, y es así como Cruise, parte de General Motors, se encuentra bajo escrutinio tras una reportarse que uno de estos vehículos estuvo bloqueando el acceso a servicios de emergencia en ocasión de un tiroteo masivo en San Francisco, California.
Aunque Cruise y General Motors niegan el incidente, hay videos que parecen mostrar tal bloqueo, y el debate, una vez más, se halla encendido.
Pasará mucho tiempo para saber si esta tecnología vale la pena o no.
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