¿Son las redes sociales un peligro?
Cierta controversia ha generado la decisión del alcalde neoyorquino de clasificar a las redes sociales como un peligro público para la salud mental de adolescentes, y de ahí sale, justamente, la pregunta que sirve de título a este artículo.
La respuesta a la pregunta, como de costumbre, será subjetiva. De entrada, la evidencia sugiere que, en efecto, las redes sociales son un peligro a más de un nivel.
De todos los niveles, es posible que el más delicado sea el que tiene que ver con su impacto sobre la salud mental, sobre todo en adolescentes y otros grupos demográficos vulnerables.
Otros peligros que acechan en las redes sociales incluyen la posibilidad de acoso, engaños y hasta usurpaciones de identidad.
La gran pregunta: ¿cómo llegamos a esto? La respuesta sencilla es que la gente todo lo daña con el tiempo.
Las redes empezaron como una forma innovadora de conectar con cualquiera en cualquier parte del mundo, propiciando el reencuentro con viejas amistades y familiares cercanos.
De esta primera iteración sana y bien intencionada pasamos a una versión de las redes sociales caracterizada por el afán de mostrar al mundo versiones perfectas y curadas de nuestras vidas y de nosotros mismos, fenómeno que da pie a muchas de las situaciones que han llevado a catalogarlas como un peligro para la salud mental.
La mayoría de lo que se ve en redes sociales es una fantasía, pero para el adolescente que pasa horas en ese mundo, esa fantasía se convierte en una realidad que se desea emular.
De nada han valido los innumerables posteos que buscan desmentir y desmontar la falsa perfección que se observa en redes sociales: el daño está hecho y, alrededor del mundo, millones de jóvenes desesperadamente buscan alcanzar algo que no existe.
Si a esto sumamos que las redes son espacios propicios para el chisme y los insultos gratuitos, entonces estamos ante una verdadera bomba de tiempo que con cada dֵa que pasa luce más cercana a estallar.
Quizás la buena noticia es que este asunto de las redes no tiene por qué ser así. Hay una necesidad de educar respecto a estos recursos, dosificar su uso y regular la forma en que son usadas por sus miembros.
En teoría, compañías como Meta tienen una gran responsabilidad a ese nivel, pero en la práctica se desentienden, aun cuando se ven obligadas a comparecer ante paneles especializados en el congreso estadounidense. Significa, entonces, que la responsabilidad recae sobre nosotros mismos al final.
Espacio pagado
Quienes habitamos la Comunidad Ojalá sabemos que somos diferentes y nos alegra serlo.
Nuestros contenidos son útiles para comprender y mejorar la vida cotidiana. Están libres de publicidad. Los anima la curiosidad, el rigor y los financia la gente.
Únete. Participa. Haz un donativo.