Otra tragedia, otra mirada crítica a las redes sociales

06-07-2022
Ciencia, Tecnología e Innovación
Ojalá, República Dominicana
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Los tiroteos masivos se han convertido en una tragedia común en Estados Unidos, dejando una estela de muerte, dolor y miedo a lo largo y ancho del país. 

Escuelas, centros comerciales, parques y cines se cuentan entre los múltiples escenarios donde se han escenificado los temidos tiroteos, siempre perpetrados por gente perturbarda y sin ningún respeto por la vida humana. 

El más reciente de esos tiroteos tuvo lugar este lunes 4 de julio en un próspero suburbio de Chicago llamado Highland Park, donde sus residentes disfrutaban de actividades por el Día de la Independencia estadounidense. 

De inmediato, y tal como ha ocurrido en numerosos otros casos anteriores, empezaron los debates en torno al derecho a la tenencia de armas consignado en la segunda enmienda de la Constitución estadounidense. 

Aunque hace sentido enfocarlo por ahí, otro elemento, también común a muchos otros casos de violencia, ha salido a relucir: el uso liberal de redes sociales para plasmar planes y mensajes violentos que eventualmente se materializan. 

Pasó con la masacre de Uvalde, en Texas, y pasó con esta de Chicago, con el agravante de que ciertas plataformas se apresuraron en borrar esos contenidos violentos que se atribuyen al autor de la tragedia de Chicago. 

Para el momento de este escrito, ya el sospechoso del tiroteo de Chicago ha sido apresado. Horas antes de su arresto, circularon informaciones sobre su nombre, lo que hacía y, algo crucial, las pistas que habría dejado en redes sociales sobre su naturaleza violenta. 

Se trata de Robert Crimo III, un “artista” conocido como Awake the Rapper que, entre otras cosas, había colocado par de videos en YouTube con imágenes y mensajes de violencia. Uno de estos videos era el acompañamiento visual de una supuesta canción. 

Coincidencia o no, los videos mostraban animaciones de personas cayendo víctimas de balas. Peor aún, en al menos uno de los videos, según se reporta, el escenario fatídico fue un salón de clases.

Muchas son las preguntas que surgen en torno a estas tragedias y el aparente vínculo con las redes sociales, pues en más de una ocasión ha aparecido en estas plataformas la evidencia que pudo haber evitado el desenlace trágico si se hubiese tomado en serio o en cuenta. 

La primera pregunta es, ¿cómo se regula este tipo de contenidos en redes sociales? La mayoría de estas plataformas establece en sus políticas que la violencia, el odio y la agresividad no están permitidas, pero estos elementos siempre buscan la forma de colarse. 

Es un hecho que algunas plataformas, en especial los foros como Reddit, 4Chan y Discord, no necesariamente regulan estas cosas de manera activa, y son estos los lugares aprovechados por individuos como Crimo para exponer sus ideas macabras. 

¿Cómo se evita que estos contenidos violentos salgan al aire? Si de repente vemos esas ideas horribles plasmadas, ¿qué podemos hacer nosotros de manera proactiva? De repente podemos llamar a la policía, pero de ahí a que nos tomen en serio y hagan algo al respecto hay un largo camino.

Se supone que a una persona no se le puede arrestar en base a suposiciones o escritos plasmados por ahí antes de que se ocurra la tragedia, y esta lógica nos devuelve al origen de todo esto: las plataformas. 

Por años se ha señalado la laxitud de Facebook, YouTube, Twitter, Instagram y un largo etcétera a la hora de poner orden entre sus usuarios. En el centro del debate siempre está la manida libertad de expresión, un concepto que con el tiempo se ha ido diluyendo hasta degenerar en libertinaje de expresión. 

Hay demasiadas facilidades en la Internet para esparcir odio, violencia y malas intenciones. Peor aún, esos recursos son aprovechados en ocasiones para ejecutar esas acciones violentas en vivo, como pasó con el tiroteo en Búfalo, Nueva York, semanas atrás. 

¿Quién pone el orden? El tema es muy complejo y no se puede tratar en un par de párrafos. Tampoco se circunscribe únicamente a las redes sociales, pero una cosa no se puede perder de vista: estos recursos han despertado el apetito de muchos de ser famosos a la mala, aun sea perpetrando acciones bárbaras como estas.