¡Te ganaste un iPhone 13! Este mensaje, con variaciones que hablan del modelo Pro, anda rondando en decenas de cuentas a lo largo de Instagram, usualmente en inglés y asociado a cuentas con nombres de aparente procedencia rusa o similar. 

De tantos engaños que se han visto a lo largo de la existencia de la World Wide Web y sus recursos, sería fácil pensar que estamos curados ante este tipo de anzuelos, pero la realidad es otra, y por eso hay que insistir con el tema. 

Recibir un mensaje de que nos ganamos cualquier cosa, sobre todo si no hemos hecho nada que lo justifique, debería movernos a sospecha.

Por mera intuición, la respuesta ante un supuesto premio salido de la nada debería ser borrar el mensaje y, de ser posible, denunciar la cuenta de donde vino como spam o posible estafa. 

Este sería el mejor curso de acción, sin duda alguna, pero no todos estamos programados para pensar así. 

Hay quienes deciden abrir el mensaje tan solo para satisfacer su curiosidad, incurriendo en el error de abrir vínculos que muchas veces descargan virus y otras cosas nefastas. 

Hay incluso quienes se ponen a llenar formularios, quizás deseando con toda su alma que el premio de veras se materialice, no cayendo en cuenta de que se trata de un posible intento de robo de identidad por vía de phishing. 

¿A qué se debe esta candidez, sobre todo cuando por años se ha advertido de este tipo de trampas en el entorno online?

La respuesta yace en la misma tecnología que nos pone al alcance de los estafadores a través de redes sociales y otros recursos digitales. 

¿Cómo así? Es muy fácil: de tanto pasar las horas enfrente de una pantalla, atendiendo cada mensaje, notificación y nimiedad, terminamos distraídos y con capacidad de atención reducida. 

El resultado es que andamos “en automático” y hacemos las cosas a veces sin pensar. Es así como caemos en ganchos como este, para después lamentarnos. 

La próxima que te llegue una notificación de que te ganaste un iPhone, un reloj inteligente o una tableta, ignora el mensaje y bórralo. De ser posible, denuncia la cuenta y procede a bloquearla. Solo así se combate este fenómeno.