A todos nos gusta la idea de la libertad de expresión, pero ¿qué pasa cuando esta se pasa de la raya y se convierte en libertinaje?

Ahí, cuando abandonamos la cordura y nos creemos con derecho a decir cualquier cosa, es que empiezan los problemas. 

Las redes sociales, lo mismo que las plataformas de mensajería y foros en redes, se han convertido en antros de libertinaje de expresión al ofrecer una voz a todo aquel que la quiera aprovechar. 

Cierto es que muchos de los disparates que decimos en redes sociales pasan desapercibidos o bien solo impactan a una minoría, pero a veces una minoría es suficiente para iniciar una multitud que con el tiempo puede volverse intensa y necia.

¿Qué pasa cuando las redes, foros y plataformas sociales no se regulan? Mucho se ha criticado a Facebook y Twitter por ejercer tantos controles que en ocasiones parecen una forma de censura, pero entonces lo que se denuncia que ocurre en Telegram es peor. 

Según el grupo antirracismo Hope Not Hate, Telegram se ha convertido en el receptáculo número uno de grupos antisemitas, quienes aprovechan la plataforma y su filosofía libertaria para destilar su odio hacia los judíos, diseminar teorías conspiranoicas -enfocadas muchas veces a COVID-19 y otros acontecimientos de carácter global- y expresar violencia de manera directa.

Según Hope Not Hate, Telegram no hace ABSOLUTAMENTE NADA por detener a estos grupos, donde figuran, incluso, algunos asociados al controversial QAnon, los responsables del incidente registrado en enero de este año en el Capitolio estadounidense.

En contraste, según reportan los de esta organización, Telegram sí ha tomado medidas vigorosas contra grupos islamistas extremos. En 2019, por ejemplo, la plataforma eliminó más de 43 mil bots y canales asociados al grupo terrorista Estado Islámico. 

La pregunta que deriva de todo esto: ¿por qué es tan complicada y antojadiza la humanidad a la hora de hablarse de grupos étnicos, culturales y demás? 

El odio ha dominado en el mundo por siglos, y no parece que haya forma de erradicarlo. Lo más que podemos hacer es evitar caer en lavados de cerebro y en grupos extremos que no aportan nada. 

¿Qué hay de las plataformas, redes y demás? Deberían hacer mejor trabajo de regular estas cosas, pero no nos llamemos a engaño: es imposible erradicar a los grupos y expresiones de odio.