Los límites de la tecnología

19-09-2024
Ciencia, Tecnología e Innovación
Ojalá, República Dominicana
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Con tantos avances tecnológicos que nos rodean, desde teléfonos increíblemente potentes hasta inteligencia artificial que se va ganando un espacio irrefutable en nuestras vidas, a veces da la impresión de que no hay nada que no pueda lograrse por esta vía.

Estamos, después de todo, en una época donde casi todo se resuelve con un par de clics en el teléfono, donde la inteligencia artificial es capaz de generar videos realistas y hasta de resolver complejos problemas matemáticos de solo verlos a través de una cámara.

Sí, hay muchas cosas fantásticas en esta época en que nos ha tocado vivir, y eso incluye robots cada vez más ágiles y realistas en aspecto, pero es importante recordar que la tecnología no solo no es infalible, sino que tiene sus límites y estos deben ser respetados.

El comentario viene a propósito del mercado de smartphones y el hecho de que estos dispositivos se han convertido en la cámara primaria de muchos usuarios, incluso de aquellos que saben de fotografía y que tienen equipos especializados para los fines.

Son muchos los teléfonos disponibles en el mercado, orientados a satisfacer cada bolsillo y necesidad, pero casi todos tienen algo en común: una cámara competente, mercadeada como uno de sus principales atractivos, democratizándose así la oportunidad de hacer fotos medianamente decentes en cualquier situación y contexto.

Lo de medianamente decente obedece a una realidad irrefutable: no porque tengamos en las manos una cámara competente, sea en formato móvil o más tradicional, sabremos sacarle provecho, y esta es una limitante importante que a veces es obviada por el consumidor.

¿Vale la pena pagar más de mil dólares por un móvil? Muchos desembolsan cantidades astronómicas por un móvil para al final no sacarle el debido provecho, atraídos quizás por campañas publicitarias muy bien realizadas y el trabajo de influencers que han sido contratados para lograr un buen posicionamiento.

Visto así, podría decirse que la limitante somos nosotros, pero también se vale verlo al revés en el sentido de que la tecnología, por muy avanzada y poderosa que sea, no puede complementar nuestras propias limitantes a nivel de habilidades, conocimientos y aptitudes.

¿De qué nos sirve una inteligencia artificial que nos resuelva complejos problemas matemáticos si al final no sabemos qué fue lo que resolvió o no conocemos el proceso que llevó a ese resultado? ¿De qué nos sirve que un teléfono nos tome una foto perfecta si no entendemos el papel que juega una variable tan importante como lo es la iluminación?

Con tantos avances que nos rodean, es fácil entregarse a la comodidad y dejar a un lado la curiosidad y el deseo de saber. En pocas palabras, es fácil dejar de pensar, y esto es algo que ya se está observando en varios entornos.

Este es el verdadero peligro que enfrentamos como sociedad ante el avance imparable de tecnologías que cada día más se perfeccionan, y eso incluye una inteligencia artificial que no pocos miran con recelo hacia el futuro no tan lejano.