A lo largo del mes de diciembre un fenómeno ha estado arropando las redes sociales: gente compartiendo versiones coloridas y divertidas de sus selfies, con efectos de caricatura, animé y otros estilos. 

La responsable de esta avalancha de fotos bonitas y creativas, donde el protagonista de repente parece un superhéroe o un personaje manga, es Lensa AI, una aplicación desarrollada por Prisma Labs con componentes de reconocimiento facial y otras formas de inteligencia artificial. 

Pese a que la aplicación es gratuita, crear los avatares tiene un costo: tras someter entre 10 y 20 selfies a Lensa, el usuario tiene la opción de pagar 3.99 dólares por un paquete de 50 avatares, mientras que un paquete de 200 avatares vale 7.99 dólares. Una suscripción por el año vale 35.99 dólares.

Podría parecer exagerada la exigencia de someter entre 10 y 20 selfies para Lensa hacer su trabajo, pero aquí es donde está el meollo de todo este asunto: quizás no sea el modus operandi de Prisma Labs, pero es un hecho comprobado que con cada foto que subimos a redes sociales e internet como tal estamos contribuyendo al desarrollo de tecnologías como el reconocimiento facial. 

La popularidad repentina de Lensa AI, que fue descargada 4 millones de veces en los primeros cinco días de diciembre, ha llevado a cuestionar temas de privacidad y seguridad en lo que respecta a la identidad y datos del usuario. 

Los de Prisma Labs han declarado que las imágenes son borradas de sus servidores desde que los avatares son creados. Tales servidores, para respiro de muchos, están ubicados en Estados Unidos. 

¿Significa esto que no dejamos rastro al usar Lensa? No necesariamente. Una vez sometemos fotos a una app estamos dejando mucho más que la foto, aún cuando sea borrada. Es la famosa huella digital que dejamos a nuestro paso por el ciberespacio. 

Nadie sabe a ciencia cierta cómo se usan esos datos que dejamos regados por ahí, y cuando los daños voluntariamente a apps desarrolladas por compañías metidas de lleno en asuntos de inteligencia artificial, el potencial de provecho que se les puede sacar es muy amplio. 

El mensaje detrás de este es escrito es sencillo: bajar una app que genera avatares y que promete los mejores selfies (modificados) del mundo no es nada inocente o mágico. 

Detrás de la magia de Lensa y de cualquier otra app que modifique nuestras imágenes, ya sea con filtros u otros procesos, hay todo un negocio que con cada día qué pasa tan solo crece, muchas veces en detrimento de artistas legítimos y de nosotros mismos. 

Ante prospectos llamativos como Lensa AI, seamos más conscientes.