El pánico se ha apoderado de empleados y usuarios Twitter desde que Elon Musk tomara el mando, tanto que se habla de una migración masiva hacia Mastodon y otras plataformas alternas. 

¿Qué es lo que está pasando? ¿Acaso es tan malo que Musk haya tomado el mando?

Tristemente, lo que ocurre actualmente en Twitter no es más que la continuación del circo mediático que empezó a finales de marzo de este año, cuando Musk empezó a amagar con la compra de la plataforma, en parte por gadejo, como dicen popularmente. 

El gadejo se convirtió en realidad a finales de octubre, y así como fue de complicada la compra así se complicadas van las cosas a lo interno de Twitter: despidos masivos, recontrataciones repentinas, fin del trabajo remoto, empresa privatizada, cambios abruptos y un sinfín de declaraciones disparatadas de parte del nuevo dueño, quien se mantiene fiel a su estilo impulsivo e impredecible.

No pocos se preguntan si este será el inicio del fin de Twitter, pues la migración hacia otras plataformas parece ir viento en popa al tiempo que grandes marcas ponen en pausa su publicidad. 

Tal es el efecto Musk, disruptivo a más no poder, sin aportar soluciones serias o reales en lo inmediato. 

¿Qué pasa ahora, entonces? Los liberales apuestan a plataformas alternativas como Mastodon, pero entonces esto no pasa de ser un fenómeno de deplatforming en respuesta a la llegada de la figura disruptiva y radical que es Musk. Todavía es demasiado temprano para decir si estas plataformas alternativas permanecerán en el mediano o largo plazo. 

Podría ser que con la eventual caída de Twitter empiece a tambalear seriamente todo el entramado de redes sociales. Por un lado, la novedad hace tiempo que acabó y la gente está progresivamente harta de la presión que se ejerce por esta vía. Por el otro, las redes han dejado de ser los espacios orgánicos y sanos que en un principio resultaron atractivos a las masas. 

Quizás sea este el momento idóneo de recapacitar ante lo que son las redes sociales y lo nocivas que han resultado en la práctica. Lo que empezó como un ejercicio de democracia, de dar voz a los que no tienen, han degenerado en una imposición de ideologías de mal gusto que sacrifican a quienes osen ir en contra de las nuevas corrientes. 

De las redes vigentes, Twitter es quizás la más útil, pero bajo la sombra de Musk su permanencia está en veremos. Es hora, pues, de ir repensando el panorama.