En el ámbito tecnológico, pocas compañías son más odiadas que Apple, y no es necesariamente porque se manejen de manera poco transparente o poco ética, sino por lo que representa esta marca: lujo, exclusividad y estatus.

Desde 2007, cuando Apple redefinió el panorama de los móviles con la salida del iPhone, la tiradera contra esta compañía ha sido constante, casi siempre enfocándose la crítica en lo cerrado que es el ecosistema Apple y los altos precios que caracterizan a sus equipos.

La tiradera, que en realidad viene de antes de la salida del iPhone, se mantiene al día de hoy, y ya no es solo por las razones mencionada, sino por la marcada falta de innovación que viene caracterizando a la compañía desde que Tim Cook asumiera el mando.

Siempre se ha dicho que una mente tan brillante y visionaria como la del fenecido Steve Jobs, fundador de Apple, no aparece todos los días, por tanto, no es de extrañar que el declive de Apple haya coincidido con la partida de su líder.

Si bien bajo Cook la compañía se ha mantenido generando grandes ganancias, llegando a sobrepasar los 3 billones de dólares en valor de mercado, la realidad es que, a nivel de equipos, el desgaste en creatividad e innovación se hacen cada vez más evidentes.

Solía ser que un lanzamiento de iPhone era un evento muy esperado, generando grandes expectativas y las consabidas filas cuando llegaba el gran día de su debut en tiendas Apple.

Cierto es que la pandemia ayudó a modificar ciertos comportamientos, pero también es cierto que Apple, desafortunadamente, se ha ido quedando rezagada ante competidores feroces que apuestan a cámaras más espectaculares y una mayor integración de inteligencia artificial que es cada vez más funcional.

Las cámaras de Apple son buenas, y aun con la tiradera que reciben, es justo decir que no son tan simples o básicas como se quisiera decir.

Un área donde Apple está muy floja y rezagada es esa de la inteligencia artificial, sobre todo en su forma generativa, y es ahí donde más se pone de manifiesto la visión errada de los últimos años.

Días atrás fue noticia que Apple desistía de su plan de desarrollar su propio carro eléctrico, proyecto que inicialmente contemplaba autonomía total y en el que se invirtieron más de 10 mil millones de dólares en un espacio de 10 años.

Mientras Apple se enfrascaba en un proyecto que terminó engavetado, la competencia le iba quitando su sitial al presentar ofertas que superaban la suya a más de un nivel, exacerbando un odio que se ha mantenido latente en todo este tiempo.

Es una lástima que Apple no haya captado a tiempo la tendencia de la inteligencia artificial, llegando a un punto donde planea recurrir a una de las peores inteligencias artificiales en haber salido a la luz pública: Gemini, de Google, la cual protagonizó un escándalo con visos de wokeísmo días atrás.

Habrá que esperar a septiembre a ver si la oferta y la mutual valen la pena. Mientras tanto, las ventas de iPhone reflejan la situación ya descrita.