La invasión de la inteligencia artificial
¿Estamos destinados a ser sustituidos por la inteligencia artificial a nivel intelectual?
La pregunta es vieja, y aunque podríamos estar tentados a decir que no, que la inteligencia humana jamás será comparable a la de una máquina, todo apunta a que un futuro de esta clase podría estar al doblar la esquina.
¿Pesimismo o exageración? Veamos el caso: a finales de 2022 causó revuelo global una inteligencia artificial llamada ChatGPT, desarrollada por Open AI, compañía dedicada a la investigación y despliegue de inteligencia artificial.
ChatGPT es un bot de conversación o chatbot que ofrece una demostración de la evolución que se viene dando a nivel de diálogos e interacciones en el ámbito de la inteligencia artificial.
Con ChatGPT, que está disponible al público desde el 30 de noviembre de 2022 de manera gratuita (por ahora), es fácil entablar una conversación de texto fluida, sin pausas sospechosas y con un lenguaje que dista mucho de ser simple o básico.
Como este chatbot es, en efecto, una inteligencia artificial, OpenAI advierte de la posibilidad de respuestas incorrectas o que no hacen sentido. Asimismo, advierte que los conocimientos de ChatGPT son limitados para el caso de acontecimientos ocurridos después de 2021.
La gente, en su afán de sacar provecho a todo, ha obviado estas advertencias de OpenAI y ahora hay toda clase de soluciones basadas en ChatGPT para la generación de contenidos. Peor aún, en las universidades están alarmados ante el uso que estudiantes están dando a esta herramienta para salir del paso.
ChatGPT es capaz de escribir un ensayo, una novela, un cuento de hadas o un guión de película en segundos. También responde a cualquier cosa en segundos, siempre de manera elaborada. Hay, sin embargo, un problema: todo lo que escribe se parece.
¿Qué va a pasar cuando todo lo que se produzca sea uniforme y plano, sin dimensión, emoción o sustancia? Muchas palabras juntas, quizás con sentido, pero sin aportar nada novedoso y, peor, sin profundizar en nada. Eso es la inteligencia artificial, y no podemos pedirle más de ahí.
ChatGPT no es la única amenaza. Hay muchas soluciones basadas en otras herramientas y programas ya existentes que generan extractos de texto de video, que desarrollan ideas en base a una frase o que generan imágenes en base a palabras claves.
Hay gente usando todo esto en conjunto, a veces sumando ChatGPT a la mezcla, para crear contenidos con el mínimo esfuerzo y con la posibilidad de viralizarse, pues también hay un tema de algoritmos en todo esto. Para quienes hacen contenidos orgánicos, de manera “artesanal”, esto no es justo. El debate de cómo nos relacionamos con la inteligencia artificial está pendiente, pero pocos lo quieren abordar.
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