La IA ya no solo reemplaza trabajadores… también juega en la cancha

16-07-2025
Ciencia, Tecnología e Innovación
Ojalá, República Dominicana
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Vivimos una era en la que la inteligencia artificial no solo invade nuestras oficinas y herramientas cotidianas, sino que ya pisa también los terrenos de juego.

Con cada nuevo paso que da la tecnología, una pregunta se vuelve más difícil de ignorar: ¿estamos construyendo el futuro o cavando una fosa laboral colectiva?

Una fuerte crisis laboral se avecina, y los primeros en sentir el golpe son los recién graduados y quienes ocupan puestos de nivel inicial. Aunque algunos quieren culpar a la incertidumbre económica o a factores globales, la verdadera causa es una: la adopción acelerada de la inteligencia artificial.

Desde antes de finalizar 2024, la oleada de despidos ha sido constante en compañías de todos los tamaños y sectores. Amazon, Microsoft, Intel, Google y hasta Apple han reducido sus plantillas de manera significativa.

En un inicio, se hablaba de reestructuraciones o recortes por eficiencia… pero la evidencia ya no deja lugar a dudas: es la IA la que está desplazando a los trabajadores.

Y si alguien pensaba que los reclutadores estaban a salvo, piense de nuevo. Indeed y Glassdoor, plataformas justamente dedicadas a conectar talento con empleadores, han anunciado el despido de 1,300 empleados como parte de su cambio hacia procesos impulsados por IA. Es decir, la propia industria de empleabilidad se está automatizando.

¿Cómo se consigue trabajo cuando hasta los portales de empleo prescinden de humanos?

El fenómeno no se limita a las oficinas o las fábricas. En Wimbledon 2025, uno de los más tradicionales torneos de tenis, la inteligencia artificial también ha tomado protagonismo.

Este año, el torneo eliminó por completo a los jueces de línea humanos para reemplazarlos con un sistema automatizado, HawkEye, que ha estado usando por años a modo de complemento.

Durante un partido de cuarta ronda entre Sonay Kartal y Anastasia Pavlyuchenkova, una decisión errónea del sistema —al no marcar una bola claramente fuera— encendió la polémica.

El juez de silla prefirió repetir el punto antes que cuestionar el fallo de la máquina. Resultado: indignación generalizada, acusaciones de favoritismo y una demostración clara de que, cuando la IA se equivoca, la justicia (deportiva o laboral) puede tambalearse.

Más allá del incidente puntual, el caso Wimbledon deja claro que la IA ya está desplazando a los humanos incluso en espacios tradicionalmente protegidos. Si hoy caen los jueces de línea, mañana caerán los comentaristas, entrenadores y hasta los recogepelotas.

La situación es tan seria que figuras como Andy Jassy, CEO de Amazon, han reconocido que la IA disminuirá la necesidad de empleados en muchas áreas. Jim Farley, CEO de Ford, ha sido más directo al indicar la IA está dejando atrás a una gran parte de la sociedad y, si no se traza un plan, el panorama será desolador.

Es un hecho que podemos seguir desarrollando tecnología para reemplazar tareas, automatizar procesos y maximizar eficiencia. Pero también debemos preguntarnos: ¿dónde queda el ser humano en esa ecuación?

¿De verdad nos vamos a dejar llevar hasta la irrelevancia por una tecnología que no solo falla, sino que también contamina, excluye y deshumaniza?

Hemos sido advertidos.