2023 fue el año de la consolidación de la inteligencia artificial como tecnología transformativa y generativa, y todo parece indicar que su avance, pese a algunas objeciones, seguirá imparable en 2024 y más allá.

Aun cuando reina mucho entusiasmo en torno a las posibilidades asociadas a la inteligencia artificial y la facilidad cada vez mayor con que la gente tiene acceso a la misma, hay indicios de que este año, y quizás en los siguientes, el tono de la discusión cambiará.

A lo largo de 2023 la maravilla de la inteligencia artificial estuvo conviviendo con el temor y el escepticismo típicos de tecnologías tan poderosas como desconocidas, siendo una preocupación latente la posibilidad de que la inteligencia artificial se desarrolle a un nivel que termine aniquilando o dominando a la humanidad.

En 2024, ya despejado en gran medida el temor de que este desarrollo pueda terminar, efectivamente, sometiendo a la humanidad a su obediencia, la discusión irá centrada en tópicos más prácticos y realistas, con consecuencias reales en el presente.

Uno de esos temas que, posiblemente, estará dominando la discusión respecto a la inteligencia artificial en este año que recién comienza es la que tiene que ver con su regulación para asegurar un uso armonioso y de provecho para la humanidad.

La Unión Europea, como de costumbre, ya dio el primer paso en esa dirección cuando finalizando 2023 llegó a un acuerdo respecto a la Ley de Inteligencia Artificial, la cual entrará en vigor a cada nivel contemplado en dos años.

Temas como el uso de marcadores biométricos para vigilancia y obligaciones de transparencia están contemplados en la referida Ley, la cual fue acordada tras 15 horas de intensas negociaciones entre las partes en diciembre pasado.

Se prevé que esta Ley de Inteligencia Artificial de la Unión Europea servirá de referencia a otros países, tal como ocurrió con el Reglamento General de Protección de Datos (GDPR) en materia de privacidad y protección de datos.

Otro tema que promete ser un debate permanente en 2024 tiene que ver con derechos de autor y la manera en que, a menudo, la inteligencia artificial los transgrede debido a la forma en que estos sistemas han sido desarrollados.

En septiembre 2023 ya se vio una señal de lo que venía cuando varios periódicos, entre ellos el inglés The Guardian, decidieron bloquear los buscadores de OpenAI para evitar que sus materiales fueran usados por ChatGPT para dar respuestas.

La semana pasada, finalizando 2023, fue noticia la demanda del New York Times a OpenAI y Microsoft tras haberse determinado que contenidos solo accesibles por paga estaban siendo utilizados por OpenAI para alimentar el continuo desarrollo y aprendizaje de ChatGPT.

El argumento del New York Times es tan sencillo como contundente: no permitirán que una inteligencia artificial dé al traste con uno de los pocos modelos rentables de acceso a periódicos online por paga. La lucha, sin embargo, no se limita a este aspecto del negocio, sino que busca defender al periodismo tradicional -ya de por sí muy afectado por el entorno digital- de un embate tecnológico más.

2024 promete ser un año crucial para definir los límites que permitirán el disfrute armonioso de la inteligencia artificial.