La ambición sin límites de ciertos gigantes tecnológicos
Desde hace años, quizás sin darnos cuenta, vivimos a merced de tres gigantes tecnológicos que se han convertido en fuerzas omnipresentes en nuestras vidas: Google, Facebook (Meta) y Amazon.
Habrá quien argumente que faltan en la lista Microsoft, Apple y Samsung, pues es un hecho que la mayoría de las computadoras corren el sistema operativo Windows y que todavía la mayor rivalidad en smartphones se da entre los dos fabricantes mencionados, pero nada se compara a las tres compañías mencionadas más arriba.
¿Qué hace a Google, Meta y Amazon los dueños de nuestras vidas? Basta observar y analizar cómo transcurre nuestro día a día para responder a esta pregunta.
Ya sea en el smartphone o en la computadora, cada vez que queremos leer una noticia, buscar un dato, mandar un email o buscar direcciones, ahí está Google, que no solo nos da la respuesta y nos facilita los servicios, sino que va registrando todo para “facilitarnos” la existencia.
Cuando queremos algo y no aparece en el mercado local, o quizás hallamos que está demasiado caro, ahí tenemos Amazon y la increíble facilidad que ofrece a nivel de variedad de artículos y de envíos a cualquier lugar. A esto debemos sumar una serie de dispositivos inteligentes para el hogar y servicios por suscripción que aseguran una constante presencia en cada cosa que hacemos.
Luego está Meta, la compañía inicialmente conocida como Facebook y que es la responsable no solo de esta red social, sino de Instagram y WhatsApp, la aplicación de mensajería más usada en todo el mundo.
Todas estas compañías han superado en algún momento el billón de dólares en valor de mercado y, en gran medida, han hecho su fortuna en base a sacar provecho a usuarios ajenos a lo que se mueve tras bastidores.
De estas tres compañías, las que más han abusado han sido Facebook (Meta) y Google, aunque ello no quiere decir que Amazon se quede atrás.
En el caso de Meta, sobre todo en lo que respecta a Facebook y más tarde Instagram, nosotros, los usuarios, nos convertimos en el producto, sin nunca ver nada a cambio.
En el caso de Google, cada cosa que buscamos, hacemos y consultamos deja un rastro que es aprovechado no solo para facilitar servicios cada vez más intuitivos, sino para bombardearnos con publicidad personalizada y dirigida.
En Amazon, lo mismo. Todo lo que hacemos deja un rastro, y aquí no solo es para publicidad, sino para afinar la oferta de servicios, algunos de los cuales logran colarse sin darnos cuenta hasta que nos llega un cobro extra en el estado de cuenta.
No se puede negar que el modelo de negocio ha sido efectivo, reflejándose el éxito en crecimiento y ganancias, todo a costa de los usuarios, quienes no reciben nada a cambio más allá del servicio “gratuito” que cada una de estas compañías ofrece.
Esta dinámica ni es nueva ni resulta sorprendente, pues se ha discutido muchas veces lo que está pasando aquí. Cabe preguntarse, sin embargo, si esto es sostenible en el largo plazo.
La gente, poco a poco, se ha ido desencantando de las redes sociales, por ejemplo. No solo eso, los escándalos y las controversias parecen perseguir a estas tres compañías, con denuncias que suelen resultar en el pago de multas millonarias y que van erosionando la confianza y relación con los usuarios.
¿Serán capaces estas compañías de captar la señal y tratar de manera más digna a sus usuarios? Está por verse.
Espacio pagado
Quienes habitamos la Comunidad Ojalá sabemos que somos diferentes y nos alegra serlo.
Nuestros contenidos son útiles para comprender y mejorar la vida cotidiana. Están libres de publicidad. Los anima la curiosidad, el rigor y los financia la gente.
Únete. Participa. Haz un donativo.