Cada cierto tiempo, aparece un organismo gubernamental dominicano haciendo anuncios grandiosos que involucran el uso de tecnología al nivel ciudadano.

Desde plataformas de registro único hasta la formalización de firmas digitales y la presentación de una estrategia nacional de inteligencia artificial, da la impresión a simple vista de que es un este país tecnológicamente avanzado a nivel de uso.

¿Será cierto? A veces la percepción es un espejismo de la realidad. A nivel empírico resulta evidente que tenemos mucho camino por recorrer a nivel de sociedad en lo que respecta a integración y aprovechamiento de tecnologías.

Cierto es que en ciertos círculos se habla de fintech, criptomonedas, inteligencia artificial y hogar inteligente, pero es apenas un puñado de la sociedad dominicana que domina estos temas y comprende su alcance.

El dominicano promedio desconoce las tendencias que se mueven en el ámbito tecnológico, exponiéndose de manera limitada a ciertas tecnologías a través de redes sociales, familiares o amistades que viven fuera y bancos que en ocasiones impulsan la adopción de algunos de estos recursos.

Múltiples factores explican la realidad dominicana de cara a la tecnología, y entre ellos hay temas generacionales, de falta de visión y de poco acceso a recursos. También hay que decir que no hay una política integral a nivel gubernamental.

Hay varias entidades que manejan temas afines a la tecnología, pero no se observa una visión integrada o una cohesión al respecto. Peor aún, no se involucra a otras entidades que, si bien no son del ramo, necesitan formar parte de todo el entramado para obtener resultados satisfactorios.

En pocas palabras, las entidades relacionadas a temas tecnológico suelen actuar de manera aislada, como si fuesen islas, y es por eso que muchos proyectos interesantes, orientados a modernizar el país, se quedan estancados o rezagados.

En los últimos meses se han visto anuncios impresionantes, pero no pasan de ser eso, un anuncio llamativo.

Es lamentable este manejo porque hay oportunidades implícitas que se pierden por querer brillar o por falta de seguimiento. Así no hay forma de avanzar.