Jugando con la privacidad

25-01-2024
Ciencia, Tecnología e Innovación
Ojalá, República Dominicana
Compartir:
Compartir:

En estos días un tema recurrente en el ámbito nacional ha sido la llamada “Ley DNI”, promulgada hace ya una semana, y lo cierto es que se trata de un tema digno de análisis profundo.

No han tardado en salir las advertencias de que esta Ley podría ser peligrosa en términos de la invasión a la privacidad que supone, con consecuencias directas para la libertad de expresión y la propia democracia.

Se sabe que hay un problema serio en potencia cuando no solo representantes de la iglesia y activistas de derechos humanos se oponen a una ley: a estos grupos tradicionales se han unido medios de comunicación y, mucho más raro aún, prestadoras de telecomunicaciones.

¿Cuál es el problema? Al decir de expertos en temas de leyes, como es el caso del Vicepresidente Ejecutivo de la Fundación Institucionalidad y Justicia (FINJUS), la Ley resulta confusa y ambigua, y esa combinación de cualidades es perfecta para el desastre.

En la posibilidad de interpretación medalaganaria de esta Ley es que yace el principal problema, pues, a simple vista, cualquier cosa que se diga o haga en rees sociales o en el propio smartphone puede ser usada en contra de su autor en el momento menos esperado. Eso, más o menos, resume el temor que se ha estado externando.

La salida de esta Ley en un momento en que el país se apresta a celebrar elecciones tan solo ha venido a caldear un ambiente que de por sí está tenso, adquiriendo la cuestión unos matices muy políticos que se han pretendido minimizar sin mucho éxito.

Hay muchas lecturas que se pueden dar al tema. Hay quienes pretenden justificar esta ley aduciendo que se buscan preservar los intereses de la nación, pero, a la vez, se señala que los legisladores dominicanos raras veces leen aquello que eventualmente termina promulgándose. Todo indica que este ha sido el caso con esta controversial legislación.

¿Realmente se pueden preservar los intereses de un país a través de la invasión a la privacidad de sus ciudadanos? Es una apuesta arriesgada y que suele traer problemas tarde o temprano, sin que haya evidencia de que sea algo funcional o efectivo en el largo plazo.

Ahí está Estados Unidos de ejemplo. Hace ya 10 años que Edward Snowden expuso el nivel de espionaje ciudadano que se llevaba a cabo a través de la NSA, supuestamente para fines de seguridad doméstica.

Un vistazo a las estadísticas y el estado en general de ese país, y se hace difícil argumentar que Estados Unidos sea un país más seguro por esas acciones.

Se sabe que en el mundo de hoy la privacidad no pasa de ser una ilusión, pero cuando la invasión es a la clara, sin necesidad de Pegasus o artimañas especiales, es porque hemos llegado a la sociedad distópica que advirtió Orson Welles