Cualquiera que lleve tiempo navegando en Internet sabe que Google es el rey indiscutible a la hora de hablar de navegadores y buscadores. 

Tal ha sido el dominio de Google en esos dos espacios que no han tardado en darse las correspondientes voces de alarma por lo que se considera no solo una dependencia excesiva de esta compañía, sino por la invaluable cantidad de información que ha ido almacenando con el tiempo. 

Toda esa información que ha estado acumulando Google ha sido aprovechada al máximo en el desarrollo de otros productos y servicios que se alimentan de cada rastro que vamos dejando. Es así como Google Maps nos facilita posibles puntos de interés y como Google Calendar nos  recuerda cosas que no hemos agendado. 

Google lleva desde 1998 dominando en búsquedas, y viene haciendo lo mismo en navegación desde 2011, por la vía de Chrome. 

En todo este rato, Microsoft no solo se ha quedado rezagado, sino que ha sido objeto de burlas que se enfocan en la lentitud de su navegador Internet Explorer, el cual fue sustituido por Edge, una versión mucho más ágil.

Edge no es solo mucho más rápido que Internet Explorer, sino que ha llegado a superar a Chrome en ese marcador, aun si esto no se refleja en las preferencias o en la participación de mercado. 

Bing, el buscador de Microsoft, es otra historia. Introducido en 2009 para sustituir Live Search, siempre se ha considerado una alternativa muy inferior a Google Search. Esta apreciación obedece al hecho de que los resultados que arroja suelen estar desactualizados y no guardar estricta relación con aquello que se introdujo en el recuadro de búsquedas. 

Ahora en 2023, quizás sin que nadie lo estuviera esperando, Bing tiene una oportunidad real de destacar sobre su eterno rival, y la razón es la inteligencia artificial. 

Tras años de animosidad y relaciones un tanto forzadas, la inteligencia artificial, impulsada por el fenómeno ChatGPT, ha reavivado la rivalidad entre Google y Microsoft. 

La semana pasada, con prácticamente un día de diferencia, ambas compañías presentaron sus propuestas de búsquedas impulsadas por inteligencia artificial: Micrsosoft presentó Bing con GPT, el mismo lenguaje que usa ChatGPT, mientras que Google presentó Bard. 

Mientras que la presentación de Microsoft tuvo sustancia y planificación, la de Google fue un desastre apresurado, tanto que la demostración hizo pasar tremenda vergüenza al presentar Bard una respuesta errónea a una pregunta. 

Aunque Google pudiera revertir el mal momento, de repente Bing tiene las de ganar. Ya saliendo del terreno de si Google o Microsoft es mejor, es importante observar que el fallo de Bard refleja los peligros de depender ciegamente de la inteligencia artificial a este nivel: no hay garantía de respuestas correctas o precisas.