La semana pasada, específicamente el miércoles 8 de septiembre, Apple realizó el lanzamiento oficial de la familia iPhone 14, la más reciente generación del aparato que cambió el rumbo de los móviles 15 años atrás. 

Para cualquier compañía, sea del ámbito tecnológico o de cualquier otro, es un orgullo presentar su última creación ante el público, y es por eso que se hacen eventos de lanzamiento donde se invita a la prensa especializada y a espectadores en general a participar. 

En el caso de los smartphones, sobre todo, esos lanzamientos suelen combinar mucho marketing de expectativas, mucha tecnología y mucha interacción. Estos elementos también se observan, aunque en menor medida, con relojes inteligentes y otros accesorios.

Los eventos de lanzamiento suelen ser llamativos, y aun cuando suelen ser esperados por el público, últimamente terminan siendo espectáculos deslucidos y un tanto predictivos. 

¿Qué está pasando? Es muy sencillo: la maquinaria de los rumores se ha encargado de restar brillo a estas presentaciones, pues mucho de lo que se presenta ya hace rato que se mostró y se discutió por ahí, a veces con evidencias reales que han sido estratégicamente filtradas. 

Por un tema de expectativas y visibilidad, hubo una época en que tales filtraciones eran un tanto deseadas por la compañía a cargo del lanzamiento, tanto que en par de ocasiones recurrieron a la táctica con tal de llamar la atención. Ahora, sin embargo, las cosas se han salido de control, y más de uno se pregunta si es necesaria toda esta fanfarria. 

Ahí está el caso del iPhone 14. Casi todo lo que se presentó en el evento Far Out ya se esperaba. El lanzamiento tan solo sirvió para confirmar lo que ya se sabía y añadir uno que otro detalle faltante. 

La situación descrita ocurre con Apple, Samsung, Huawei y cualquier otra compañía involucrada en tecnología de consumo, especialmente en la fabricación de smartphones. 

¿Es necesario, entonces, dedicar una o dos horas a presentar lo que ya se ha adelantado? 

En el mundo real, estas cosas mueven dinero y contribuyen a la economía local y más allá. Esa es la explicación práctica de por qué se siguen haciendo estos espectáculos de lanzamiento. La otra cara de la moneda es que los rumores y la especulación mantienen con vida a cierto renglón de influencers y creadores de contenidos.